José Antonio Roselló, vicepresidente de CAEB en las Pitiusas, cree que el crecimiento económico pitiuso es «importante». | DANIEL ESPINOSA

La Confederación de Asociaciones Empresariales de Baleares (CAEB) representa tres cuartas partes de las empresas de las Balears. Entre sus asociados está la Federación Hotelera de Ibiza y Formentera, la Federación Balear de Transporte, la Asociación de empresas de Venta de vehículos, la Asociación de Gasolineras, la sanidad privada, los veterinarios, los farmacéuticos, el sector náutico, etcétera. A un mes de que finalice la temporada turística, hablamos con el vicepresidente regional de CAEB por Ibiza y Formentera, José Antonio Roselló (Guinea Ecuatorial, 1955), para analizar la economía pitiusa y balear y hacer balance de lo que ha sido la temporada hasta ahora.

—Ustedes publicaron hace unos días el nuevo informe ‘Evolución Económica’ en el que señalan que «la coyuntura del segundo trimestre confirma que la economía balear mantiene una suave pauta de desaceleración». ¿Hay motivos para preocuparse?
—Es evidente que hay una desaceleración en la economía ibicenca que a su vez se da en la economía balear pero el fenómeno también se da en el conjunto de España e incluso se está produciendo un cierto enfriamiento en la economía europea. Por tanto, no es para preocuparse, mucho menos teniendo en cuenta que estamos en un nivel realmente importante de tasa de crecimiento. Son, por así decirlo, ajustes técnicos que muchas veces se dan en la economía.

—El ritmo de crecimiento ha cedido dos décimas en el segundo trimestre hasta situarse en el 2,9%, mientras que en el primer trimestre ya había cedido una. Pero seguimos hablando de cifras de crecimiento económico.
—Por descontado, además este crecimiento es superior al de la economía española y europea. Si lo miramos desde este punto de vista, estamos en línea con la economía internacional, que está creciendo a un 3% aproximadamente. No vamos en una sintonía contraria.

—Las Pitiusas presentan los mejores indicadores económicos de Balears. Sin embargo, en este segundo trimestre el crecimiento se ha reducido en cuatro décimas, pasando del 3,8% al 3,4%. ¿Cómo interpretamos estos datos?
—Insisto en que estamos hablando de un fenómeno generalizado. La economía de Ibiza ha ido en los últimos trimestres por encima de la economía de Balears. En el informe que presentamos, respecto al año 2017 y el primer trimestre de 2018, el crecimiento de la isla ha sido bastante superior que el crecimiento de Balears en su conjunto. Por tanto, no es que haya una razón diferente en las islas Pitiusas. Lo único que sí se puede decir es que venimos de niveles muy elevados y, por tanto, tiene hasta cierto punto lógica que haya una cierta convergencia hacia el crecimiento general balear.

—¿Estamos entrando en una fase de estabilización económica?
—Sí, en este sentido podemos hablar de estabilización. La CAEB y los técnicos que han elaborado el informe hablan de «normalización» de la tasa de crecimiento. El término es muy significativo, porque quiere decir que estamos entrando en una senda más estable, teniendo en cuenta que los últimos ejercicios han sido muy buenos en crecimiento económico general.

—Siguiendo con otros indicadores, el informe señala precisamente que la ‘normalización’ de la llegada de turistas es uno de los factores que explica que la economía balear haya avanzado a un ritmo más moderado. ¿Hemos llegado al límite del crecimiento turístico?
—Sí, efectivamente la llegada de turistas parece que ha tocado un techo, o al menos de momento. Pero también quiere hacer referencia a que este fenómeno, una vez más, está siendo común tanto en las Balears como en España. Es decir, que nuestra economía en su conjunto se está moderando en este sentido. Hay que pensar que la economía es como una muñeca rusa en donde la economía pitiusa está metida en la economía de Balears, que a su vez está integrada en la economía española. Entonces, el fenómeno turístico, que insisto en que viene de años muy buenos, en este caso se ha ralentizado respecto a la llegada de turistas a España. Un dato importante será ver cómo evoluciona el gasto turístico porque es otra de las variables aunque todavía no hay datos claros en este momento. Pero, efectivamente, la caída en el número de llegadas de turistas lógicamente tiene que ver con lo que estamos hablando.

—En cuanto a la ocupación hotelera, se ha situado en niveles similares a los del año pasado, que fueron de récord, aunque ligeramente inferiores. ¿Los precios son ‘un poco caros’ o hay otras causas?
—En esta pregunta van incluidas varias cuestiones. Efectivamente, el tema de los precios es un tema que siempre es muy relevante en economía y creo que es peligroso generalizar con que Ibiza sea un destino caro. El tema de los precios afecta a todas y cada una de las empresas y cada empresa tiene que hacer su propia evaluación de la situación. Pero, así en conjunto, lo que sí se puede decir es que el precio depende de dos aspectos. Por el lado de la demanda, si tienes un producto muy apreciado, el precio sube. Pero por el lado de la oferta, hay que tener en cuenta una cosa que en economía se llama el retorno de la inversión. Por tanto, el hecho de que haya habido inversiones importantísimas en el sector hotelero tiene que traducirse en los precios. Luego viene el encaje de ambas piezas. Porque, efectivamente, si la demanda cae tal vez haya que reajustar lo que llamamos el retorno de la inversión en los precios. En algún momento sí que hemos asistido a ajustes de precios. Bueno, es lo que toca. Cuando la situación está cambiando o en el mercado hay diversos fenómenos, que cada empresa tiene que evaluar por sí misma, es lógico que haya algún tipo de ajuste de precios. Pero generalizar con que los precios son demasiado altos es algo que está por ver, porque depende mucho de la oferta y de la demanda.

—Alfonso Rojo, presidente de Pimeef, considera que a Ibiza le ha pasado factura la fama que tiene como destino turístico caro. ¿Cuál es su opinión?
—La opinión de Alfonso Rojo siempre es muy importante porque él está en primera línea de fuego y conoce bien la situación. Es verdad que en algún dato se puede tener la idea de que Ibiza es un destino caro, pero si eso fuera así, si todo el mundo tuviera esa impresión tan generalizada, tendríamos una caída dramática de la demanda. Cosa que no se ha producido. Lo importante siempre es la relación calidad-precio. Hay que tener en cuenta además que tenemos muchos tipos de turismo y cada empresa tiene que saber en qué contexto se está moviendo. La expresión ‘Ibiza es demasiado cara’ depende del contexto en el que lo mires.

—La temporada turística ha ido mal para muchos pequeños comercios de la isla, que en algunos casos hablan de una caída entre un 20% y un 40%. ¿Cómo se explica teniendo en cuenta que la economía crece?
—Algunas zonas han tenido en algún momento de la temporada (que no ha terminado) fluctuaciones de importancia. Lo atribuyo también al hecho de que estamos pasando una temporada difícil. Si bien la temporada grosso modo ha sido buena casi para todo el mundo, tenemos que hacer todos ajustes de precios y de sistema. Hay que verlo caso por caso, no se puede generalizar tampoco porque si no viviríamos una situación muy dramática y no es el caso. Pero sí que es cierto en algunos casos, está costando vender. Vivimos un momento de ciertas turbulencias y estas turbulencias las padece todo el mundo. Pero todo el mundo está trabajando en la línea de revertir la situación. Nadie regala nada y cada cual tendrá que buscar su propio mercado y esforzarse en esa dirección. Para eso están los departamentos comerciales de los hoteles, del sector náutico y del resto de sectores.

—¿Cómo afecta el comercio ‘online’ y la economía digital a las empresas ibicencas? ¿Hay que actualizarse?
—Esta es una pregunta más general pero muy importante. Hace tiempo que vengo diciendo que a nuestra generación le está tocando vivir un verdadero cambio de época. No estamos viviendo un cambio de ciclo solamente. Los paradigmas del pasado están desapareciendo y saltando por los aires. Y esto viene de la mano de la economía digital, que está trastocando el mundo. Entonces, las personas que están en el comercio, tienen que asumir esta situación y ser suficientemente competitivos y hábiles para intentar revertir la situación o sobrevivir a ella. Yo, por ejemplo, muchas veces prefiero ir a un pequeño comercio que a una gran superificie porque me saben aconsejar. Sin embargo, si compras en Amazon o en una gran superficie, puedes comprar una prenda que luego no te vaya bien. Por eso creo que el pequeño comercio sigue teniendo muchas ventajas pero seguramente tendrá que entrar en la economía digital, del mismo modo que los touroperadores (aunque a otro nivel) o los propios hoteles han tenido que entrar en ella. Si no lo hicieran, el mundo les pasaría por encima. Entonces, no hay que lamentarse sino intentar adaptarse. Es fácil decirlo pero muy difícil implementarlo, soy muy consciente de ello. Esa preocupación está ahí pero hay que saber adaptarse.

—Ustedes se han manifestado en contra de la prohibición a los vehículos diésel nuevos en Balears, que viene recogida en un proyecto de ley del Govern balear, aún pendiente de tramitación parlamentaria. ¿Por qué?
—Este es un tema que sigo especialmente porque como vicepresidente de la CAEB me preocupo por todos los sectores. Uno de los sectores asociado a nosotros es el de la venta de vehículos. La CAEB ha hecho grandes esfuerzos para llegar a acuerdos con el Govern en torno a la Ley de Cambio Climático y se han conseguido algunos avances, que inicialmente eran inoportunos e inconvenientes para el sector empresarial. Sin embargo, en lo que no se ha llegado a ningún acuerdo, es en el asunto de los coches diésel. Como empresarios y como organización, estamos absolutamente de acuerdo con los objetivos de la Ley de Cambio Climático, lo que pasa es que luego hay que entrar en la realidad, es decir, cómo se pasa de una situación a otra. Ocurre que la gente que gobierna a veces es un poco teórica y no comprende que hay realidades que no se pueden soslayar. Todo el mundo tiene en la cabeza el coche eléctrico, se dice que tiene que sustituir al resto de los vehículos. La primera cuestión con la que no estamos de acuerdo es que no se puede discriminar ninguna tecnología, con lo cual estás creando en la opinión pública una idea muy negativa de los coches diésel. El coche eléctrico será importante en el futuro pero igual no será el único importante. Además, hay otra inconsistencia aquí. Todas las personas que tengan coches diésel sí que podrán circular, mientras que los nuevos coches diésel, que son más eficientes, no podrán hacerlo. Por otro lado, los vehículos diésel empresariales siguen teniendo una acogida muy importante, con lo cual, no hay que hablar tan prematuramente de tecnologías ni discriminar a nadie en concreto. El problema que existe actualmente es en qué dirección hay que dirigirse, porque el futuro no está escrito, también están apareciendo los coches de hidrógeno, etcétera. Hay que ir muy con cuidado con este tema y por eso el sector empresarial es reacio a esta regulación. Pero aquí predomina más la teoría y la ideología que la práctica, cuando teoría y práctica deberían coincidir.

—Por otro lado, en Formentera entrará en vigor en 2019 la limitación de la entrada de vehículos en la isla. ¿Qué le parece? ¿Es viable para Ibiza?
—En primer lugar, parece ser que en Formentera hay un consenso generalizado sobre esta medida. Ellos han tenido un gran agobio en estos años y, por tanto, es una medida que en principio parece lógica. Lo que pasa es que está por ver si la pueden aplicar realmente, porque choca con la libre circulación y ya veremos si realmente la pueden aplicar. En cualquier caso veo bien la medida y espero que puedan aplicarla realmente. En Ibiza la veo menos aplicable, por razones prácticas.