Las instalaciones del hostal han sido renovadas recientemente junto a gran parte de la planta hotelera de Sant Antoni. | Arguiñe Escandón

Como la mayoría de los establecimiento turísticos de los años 50, el Hostal Florencio nació como un pequeño negocio donde se mezclaban las dependencias de la casa con el espacio para los clientes. El trabajo bien hecho hizo que una pequeña cantina pasase a tener alguna habitación después, y hoy día haya llegado a ser un establecimiento de cuatro plantas con todas las comodidades dirigido por la tercera generación de la familia, que representa Juanjo Planells (Eivissa, 1968). Como vicepresidente de la patronal hotelera en Sant Antoni, cree firmemente en un cambio en Sant Antoni hacia un pueblo agradable para vivir. Sólo así considera que se llegará a tener el turismo que se pretende. Uno que pueda convivir con la gente del pueblo. Un modelo del que poder sentirse orgulloso.

¿Cómo se inicia la historia del Hostal Florencio?
— Pues esta pequeña historia que es el Hostal Florencio nace en 1952 de la mano de mi abuelo, Florencio Saez Alvarado, y mi abuela, Josefa Torres Prats. Empezaron con una pequeña cantina que daba servicio al cuartel de artillería e infantería que había en la calle Cervantes. El turismo estaba empezando en Sant Antoni, y unos cuatro años después tenían 5 habitaciones. Poco a poco fueron creciendo, y en el año 64 se construyó una planta, y en el 68, cuando nací yo, se consiguió construir de la segunda a la cuarta. A partir de ese año ya tenemos la estructura de lo que es el hostal actual.

¿Cómo recuerdas el negocio cuando eras pequeño?
— Tengo muy buenos recuerdos, era algo muy familiar y entrañable. Los clientes eran prácticamente de la familia. En esos años los turistas tenían una simbiosis perfecta con los propietarios y el personal. Yo siempre tenía muchas ganas de venir al Hostal porque me lo pasaba muy bien, era muy divertido. Venía con mi hermana y estaban por aquí mis padres, Juan Planells y Pepita Saez, la segunda generación. Ellos llevaban el negocio y nosotros jugábamos mucho por aquí, y recuerdo que interactuábamos mucho con los clientes.

¿Y de ahí vino tu vocación hostelera? ¿Siempre quisiste dedicarte a esto?
— Yo me he criado aquí, en el hostal, era el negocio de la familia. Desde muy pequeño he tenido contacto con el Hostal Florencio, y ha sido algo que me ha gustado desde la infancia. A mí el mundo del turismo y la hostelería me apasiona. Me siento muy realizado. Más que trabajar me divierto cuando ejerzo mi profesión.

¿Qué cambios ha sufrido el negocio desde su inicio?
— Empezamos con un turismo familiar los primeros años del Florencio. De ahí pasamos a la touroperación con garantías y finalmente pasamos al modelo actual, que es un mixto. Tenemos touroperación pero ahora se funciona con el cliente directo a través de la venta online, los portales de reserva, los backoffice… se ha transformado mucho la industria turística y eso a nosotros también nos ha afectado. Entiendo que a mejor. Hemos evolucionado mucho y las nuevas tecnologías nos han facilitado mucho el contacto con el cliente. Somos más cercanos y podemos ofrecer un trato más personalizado. Antes, con los contratos de garantía con touroperadores no se daba esta circunstancia. Ahora es otra manera de comercializar las plazas turísticas.

¿Más a través de las redes sociales y portales de reservas?
— Sí, el trabajo en redes sociales ahora es una parte fundamental de tu estrategia. Ahora mismo no es tanto lo que hagas sino lo que opinen de ti, y basamos una parte importante de nuestros esfuerzos y recursos al tema de redes sociales. Hoy día nadie hace una reserva sin un previo vistazo al establecimiento y lo que se dice de él. Tenemos que estar muy atentos a las redes sociales y los comentarios en los portales de opinión.

¿Esto ha hecho que se vuelva un poco a ese trato que me comentabas de los inicios del negocio?
— Sí, creo que hemos vuelto a recuperar esos primeros años, cada vez somos más cercanos y buscamos ese trato personalizado y fidelización del cliente. Creo que Sant Antoni tiene en muy poco espacio muchas cosas que ofrecer. Luego los hostales son todos de familia, segunda o tercera generación, y eso creo que nos facilita las cosas para poder potenciar ese trato personalizado. Ese integrar al cliente y hacerle sentir como parte de la familia. Creo que es algo que estamos consiguiendo en el Florencio y en el resto de establecimiento de Sant Antoni.

A nivel de instalaciones y servicios, ¿cómo ha cambiado el Hostal Florencio?
— Entre mi hermano y yo decidimos hacer una apuesta por el turismo activo y deportivo. Adaptamos el establecimiento, y cada vez se va adaptando más a este perfil de cliente. Sant Antoni, y en concreto el Florencio, hemos ido evolucionando y son más los mercados a los que nos dirigimos. El segmento de turismo deportivo ha crecido mucho en los últimos tiempos y nuestro interés por este nicho de mercado ha supuesto esa adaptación de nuestras instalaciones. Tenemos un perfil de cliente de mayor edad, trabajamos con nuevos segmentos y con nuevos productos, así que nos hemos tenido que reinventar poco a poco. Ahora tratamos con segmentos con los que hace 10 años, en Sant Antoni, era inimaginable que se fuera a apostar, como es el del turismo deportivo, activo y de grandes eventos deportivos.

Noticias relacionadas

¿Qué implica apostar por este turismo activo y deportivo? ¿Qué le ofrecéis?
— Pues les ofrecemos un establecimiento adaptado a sus características e intereses. Tenemos una tienda que alquila bicicletas, tenemos un garaje y un lavadero para ellas. Nos adaptamos también a las exigencias de los deportistas con personal formado para poder atender sus necesidades alimenticias y de tratamientos. Y nos da buen resultado porque es un turismo que va creciendo de forma paulatina. Ya no solamente en Sant Antoni sino en toda la isla.

Y ¿está preparada la isla para esta clase de turismo?
— Queda por hacer pero en los últimos años hemos avanzado mucho. Y creo que tenemos que seguir trabajando en ello para convertirnos en un destino de primer nivel tanto para grandes eventos deportivos como para el segmento cicloturista. La administración está haciendo un esfuerzo importante y la oferta privada, en el aspecto de trato directo como el de oferta complementaria creo que están haciendo un esfuerzo importante. Si me preguntas si estamos en condiciones óptimas te digo que no, pero creo que los pasos que se están dando son los correctos.

¿Existe una voluntad de cambiar la imagen turística de Sant Antoni? ¿Se puede lograr?
— Es posible, y lo vamos a conseguir. Tenemos que buscar un consenso político, empresarial y social. Al final Sant Antoni, ya no sólo como destino turístico, sino como pueblo, va a ser lo que los habitantes de Sant Antoni quieren que sea. Y de verdad quiero aplaudir los esfuerzos que ya se están haciendo en todos los sectores con el objetivo de mejorar nuestro pueblo. Tenemos que recuperar el espíritu de pertenencia, sentirnos orgullosos y querer más a nuestro pueblo. Creo que se están dando los pasos para poder hacer el cambio y en definitiva para tener un lugar agradable para vivir. Yo creo que ese es el objetivo, que Sant Antoni sea un lugar agradable para vivir. Lo vamos a conseguir, estoy seguro de ello.

¿Qué pasos se están dando en esa dirección?
— Nosotros desde el sector hotelero estamos reformando y haciendo una apuesta muy decidida por la calidad. Hemos invertido en los últimos tres años más de 150 millones de euros en reformas y renovaciones. Teniendo muy en cuenta que son establecimiento familiares, no son grandes grupos ni fondos de inversión. Lo estamos haciendo nosotros, gente de Sant Antoni que quiere a este pueblo y que quiere cambiar las cosas. Y, ya desde las administraciones, y a nivel de asociación, creo que se tendría que dar un paso más. Ese paso más implica: señalar, aislar y penalizar a los infractores. Hay que focalizar el problema, sino no cambiaremos nunca. El pequeño porcentaje de empresarios que no lo hacen bien nos están poniendo palos en las ruedas para poder sacar adelante este cambio.

¿Hay resistencia respecto a este cambio?
— Desde el sector hotelero no. Y desde los otros sectores creo que cada vez menos. Eso lo vamos palpando. Cada vez es más la gente que está por la labor de transformar Sant Antoni. Y vuelvo a repetir, la clave es que tengamos un lugar agradable para vivir. Si tenemos un lugar agradable para vivir, tendremos el destino turístico que queremos.

¿Cómo ha ido la temporada turística?
— En Sant Antoni, y creo que en el resto de la isla, ha ido bien. Tenemos tendencia a comparar con temporadas históricas, como la mejor de todas, como fue 2016, o con un temporada excelente como fue 2017. La línea es buena, los datos son buenos. El que se haya producido un descenso en los datos globales en torno a un 2% son datos poco significativos. Vamos por el buen camino. Sí que es verdad que hay que trabajar y fomentar nuevos productos, atraer nuevos segmentos y reinventarse. Pero debemos seguir creyendo en el producto que tenemos y en la marca Ibiza. Tenemos una isla con mucho potencial y muchos recursos, aunque algunas cosas las tenemos que ordenar.

¿Es importante ese cambio de cara de Sant Antoni para este cuidado de la marca Ibiza?
— Eso es una cosas que tenemos que tener muy en cuenta. Lo que pasa en Sant Antoni afecta al resto de la isla de Ibiza. Lo que ocurra en Sant Antoni perjudica o beneficia a la marca Ibiza. Sant Antoni necesita ayuda para salir de donde estamos ahora, necesitamos colaboración. Tanto del Consell Insular, como del Govern Balear, como de la Administración del Estado. Sant Antoni tiene que ser un tema prioritario en Ibiza, y creo que se da el momento propicio para hacer esta transformación y para que Sant Antoni vuelva a los orígenes. Nosotros fuimos pioneros en el mundo turístico. El turismo nace en Sant Antoni para lo bueno y para lo malo. Y ahora tenemos esa sensación de que la gente del pueblo quiere mejorarlo. No es un tema político, es un tema de ciudadanía, para nosotros y para nuestros hijos.

¿Uno de los pasos para esta mejora puede ser el alargar la temporada y hacer el año más estable?
— Así es, nosotros trabajamos mucho en poder atraer más turistas en temporada baja. Sobre todo a potenciar los meses de abril y mayo, finales de septiembre y octubre e incluso principios de noviembre. Nuestros eventos deportivos están colocados siempre fuera de temporada y estamos obteniendo muy buenos resultados. Si hacemos una apuesta decidida de verdad, desde las administraciones públicas y las empresas privadas por los grandes eventos deportivos, Ibiza en temporada baja va a crecer muchísimo. Tenemos mucho potencial.