El vicario general, Vicent Ribas, saludando a los políticos formados en la entrada de Can Botino. Foto: JAUME MARTORELL

A las doce del mediodía un coche de la Policía Local de Vila llegaba a toda prisa a la plaza de la Catedral. Veinte minutos antes el canónigo Enrique Torres había caído desplomado en el altar –quizás por el calor– y se había dañado el rostro. En el interior del vehículo viajaban dos sanitarios a los que les había sido imposible subir hasta la cima del Puig de Dalt Vila con su ambulancia por las estrechas calles de Sant Ciriac y la calle Major, por lo que dejaron su vehículo sanitario junto al convento de ses Monges Tancades. Quince minutos después Enrique Torres salía del templo sentado en una silla, consciente y ayudado, entre otros, por el concejal del PP Pablo Gárriz. Por suerte, un susto que no pasó a mayores.

Un año más, el alcalde de Vila no acudió a la misa en honor al patrón de Ibiza y, a diferencia de años anteriores, tampoco lo hizo nadie de su equipo de gobierno. Y menos mal, porque la Catedral estaba a reventar. A decir verdad, tampoco nadie les echó en falta. Ni el obispo de las Pitiusas, que siguió andando como si nada cuando pasó por delante de Can Botino, donde estaban esperando Rafa Ruiz, varios concejales de su gobierno, la diputada socialista Sofía Hernanz y la casi imputada concejala de Sant Antoni Aida Alcaraz.

Sí que acudieron a la cita los demás alcaldes de la isla, todos en mangas de camisa, a excepción del de Sant Joan, Antoni Marí, ausente debido a que tenía que oficiar una boda en su ayuntamiento. El teniente de alcalde Andreu Roig le sustituyó.

Los cargos políticos de Podemos y Guanyem en el Consell d’Eivissa también celebraron Sant Ciriac a su manera y esperaron el paso de la procesión bajo el porche del antiguo ayuntamiento. El coordinador de Mobilitat, Gian di Terlizzi, lo hizo acompañado por su galgo italiano.

Pero la nota de color de ayer la puso el jefe de Protocolo del Consell d’Eivissa, Antoni José Viñarás, quien acudió a Dalt Vila ataviado de pagès gracias a la cesión del traje que le hizo el exteniente de alcalde josepí Albert Marí. Todo un acierto para aquellos que siempre dudan sobre qué ponerse cuando se ponen frente al armario.

También se dejó ver por Dalt Vila el presidente del Consejo Islámico del Mediterráneo, Salahuddin Costa, invitado al acto institucional por el Consell d’Eivissa.