Un individuo que supuestamente ofrece servicios de transporte ilegales acompaña a dos turistas. | DANIEL ESPINOSA

Aeropuerto de Ibiza. A las 9:55, llegada del vuelo de Bristol. A las 10:05, llegadas de Londres Standsted y Manchester. A las 10:10 aterriza el vuelo desde Londres Gatwick. Mientras los taxistas esperan en su parada, su competencia ilegal, los taxistas pirata, se disponen a trabajar desde dentro del aeropuerto.

Se les puede ver esperando en la puerta de salidas. Aunque se debe saber qué es lo que se busca. En la parada de taxis indican que siempre hay 10 o 12. «Algunos llevan incluso un cartón para simular que son de alguna agencia de viajes o algún hotel», indica un taxista que no quiere ser identificado. Dice que a pesar de que ha aumentado el control no ha notado cambios y ahí siguen.

El método

El modus operandi se ha ido sofisticando con los años. Si antes eran los propios conductores los que acudían a buscar a sus clientes, ahora hay una red organizada. Se mueven a través de grupos de whatsapp y facebook que informan de la situación en la zona. En el aeropuerto, vigías se mueven de acá para allá y avisan si ven algo sospechoso o alguna patrulla de policía.

Llegan los vuelos de Londres y Manchester. Se forma una larga fila de personas con maletas y dos personas que estaban esperando en la zona de salidas se dirigen al final del grupo para intentar captarlos. No parece que haya habido suerte. Si acceden, los acompañan a la zona del aparcamiento del aeropuerto donde espera un conductor en una furgoneta negra.

Pirata o VTC

Según explican desde el grupo Élite Corsaris, una parte de esas furgonetas negras son VTC legales. En torno al 25 %. Aún así, de ese 25 % sólo el 15 % tiene autorización en Balears, el resto son de otras comunidades autónomas, por lo que no pueden operar en Ibiza más de 19 días. El resto son servicios de cortesía de hoteles y la mayoría, ‘piratas’. La comprobación, grosso modo, se hace a través de los registros de matrículas de estos vehículos que existen.

Actuaciones

Mientras los pasajeros salen suena un aviso en castellano e inglés: «Por su seguridad utilice sólo el servicio de taxi autorizado». Además, en la zona de recogida de equipajes hay cartelones enormes en las columnas informando de la ilegalidad que supone ofrecer servicio de transporte ilegal para concienciar a los viajeros.

La primera teniente de alcalde de Sant Josep, Paquita Ribas, indica que, si bien la oferta sigue existiendo, desde las administraciones están trabajando con todas sus fuerzas para combatirlo. Indica que es un gran avance el hecho de que se instalara una oficina de la Guardia Civil en la zona de llegadas del aeropuerto, donde principalmente se ofrecen estos servicios. Ribas indica que los inspectores interpusieron 32 denuncias hasta principios de julio. «Se hace todo lo que se puede con las herramientras de las que disponemos», considera la edil, aunque lamenta que la ley no sea más dura en las sanciones y menos farragosa en su procedimiento sancionador.

Los propios taxistas reconocen que existe un mayor control en esta zona. El que era considerado «punto caliente» el año pasado, se ha enfriado algo. Pero el sistema de vigilancia que tienen hace que sigan actuando cuando no hay patrulla por la zona.

La presión se ha desplazado ahora a las discotecas, donde los taxis piratas y VTC sin autorización actúan con total impunidad. «Ellos llegan y cargan delante de tu cara, y si les dices algo todavía te tiran una piedra», indica otro taxista.

La consellera de Territorio i Mobilitat, Pepa Marí, explica que hay un contacto permanente con la Guardia Civil por este tema. Se han incorporado 10 agentes de tráfico de este cuerpo como refuerzo este verano. Entre los meses de junio y julio se han incautado 53 vehículos por su uso como transporte ilegal de pasajeros. Sin embargo, manifiesta la dificultad que hay en ocasiones para llegar a sancionar de este modo, dado que se debe atrapar infraganti al infractor. Además, indica que inspectores y Guardia Civil controlan las matrículas de los vehículos sospechosos, dado que en muchos casos están implicados también en otros delitos.