El miércoles los participantes se pusieron el delantal, conocieron los secretos de la lejía y el jabón y cocinaron pan con sobrasada.

Doce niños de entre 6 y 12 años han tenido el privilegio durante toda esta semana de aprender las tradiciones, la historia y cómo se vivía en Ibiza antes de que la industria turística lo invadiera casi todo. Algo que ha sido posible gracias al primero de los talleres infantiles que ha organizado el Consell d’Eivissa en el Museo Etnográfico de Ibiza, situado en Can Ros, en el Puig de Missa de Santa Eulària.

Según explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera María Rosa Valverde, profesora y organizadora de las actividades, las jornadas comienzan a las 10.00 horas y terminan a las 13.30 horas, y en ellas los chicos recorren y conocen todos los secretos de las salas y las exposiciones fijas e itinerantes del museo. Y el último día, es decir ayer, todos recibieron un divertido diploma e hicieron de guías con sus padres mostrándoles todo lo que habían aprendido durante estos cinco días.

Actividades durante toda la semana

Los talleres comenzaron el lunes. Lo primero que vieron los niños fue una caja mágica que escondía a Pepito, un curioso y divertido personaje que le explicó como funciona el museo de Can Ros y las normas que se tienen que cumplir cuando se visita cualquier otro. Tras un pequeño paseo por libre por las instalaciones comenzaron las primeras actividades.

Primero, guiados por María Rosa y su equipo visitaron la sala dedicada a la indumentaria y la joyería, «donde conocieron los trajes típicos de Ibiza, cómo se teñían las telas antiguamente con elementos naturales como el pino, cómo se dependía de los barcos para comprar las telas o cómo se hacían antiguamente las espardenyes o las emprendadas».

Después, marcharon a la sombra y allí cada uno construyó una pagesa o un pagès de barro, una libreta con esta misma forma para llevarse a casa, y una caja con el símbolo de la rosa de los vientos, previa explicación de qué significa este símbolo para los marineros de todo el mundo.

El martes fue el turno del vino y de la luz. Los doce niños inscritos visitaron a primera hora sa cova des ví, «para aprender todo lo relacionado con esta milenaria bebida y su relación con Ibiza», y después la sala en la que se explica cómo se vivía en la isla antes de la llegada de la luz eléctrica. De allí, además de conocimiento, historias y anécdotas, se llevaron a su casa un candelabro elaborado por ellos mismos.

El miércoles tocó gastronomía aunque antes los chicos de María Rosa Valverde pasaron por la cocina pagesa del museo para recibir una lección de cómo se hacía el jabón y la lejía antiguamente. «Se han quedado alucinados, es una de las cosas que más han comentado entre ellos, y es que muy poca gente se espera que hace no muchos años la lejía se pudiera hacer con cáscaras de almendra», comentó la organizadora.

Después, conocieron algunos de los platos típicos pitiusos y, «como no se pudo hacer flaó al estar en verano hicieron pan con sobrasada que se llevaron para comer en casa junto a sus familias».

El jueves fueron pintores. Aprovechando que el Museo Etnográfico de Ibiza acoge la exposición temporal Paisajes y colores en la obra pictórica de Joan Ribas Ribas los pequeños se acercaron a la obra en acuarela de este delineante y pintor nacido en Sant Agustí en 1915 y fallecido en Ibiza en 1999 que además fue alcalde de Sant Josep desde 1976 a 1979.

Para ello, se les dió una pequeña explicación acerca de su figura, su importancia para la pintura de la isla «y aprovechando que él era delineante y pintaba por afición se les explicó la importancia de tener un hobby en esta vida». Y por supuesto, después, cada uno de ellos pintó su propio cuadro, con acuarela y con todos los materiales que ha puesto a la disposición de los talleres el Consell d’Eivissa.

Finalmente, el viernes fue el día de terminar y hacer balance. Antes de todo, se volvió a aprovechar otra exposición temporal del museo. En este caso la titulada La magia de las aguas. Antiguas fiestas y bailes junto a pozos y fuentes. Así, los pequeños «aprendieron rondallas y canciones tradicionales pitiusas que se están recuperando para que no caigan en el olvido, y también por qué las balladas y festes de pou se celebraban para dar las gracias por el fin de las temporada de cosechas». Y ya si que sí, todo terminó con los diplomas, la visita guiada de los niños a los padres, y por supuesto, con mucho más conocimiento en ambos sobre la historia y las tradiciones de Ibiza.