Plato de macarrones servido en el hospital de Can Misses a un paciente de larga duración.

Las cocinas de los hospitales públicos de las Islas trabajan a buen ritmo y cuentan con una gran actividad. Estas son las valoraciones que el IB-Salut hace del servicio público de comedor de los hospitales baleares, a los que el organismo ha hecho una inyección de 2,3 millones de euros para renovar y actualizar su servicio de alimentación y cocina hospitalaria; la de un total de cinco hospitales públicos de Mallorca.

Estas valoraciones resultan contradictorias por parte de muchos de los usuarios del comedor del Hospital Can Misses, que se quejan de la mala calidad de los alimentos servidos, pese a que la mayoría de reclamaciones no llegan a formalizarse. Desde el Àrea de Salud señalan que el número de quejas «son un margen pequeño teniendo en cuenta que al año se sirven miles de comidas», sin embargo el número de quejas presentadas va en aumento, ya que en 2017 se presentaron cuatro reclamaciones y este año ya hay unas cinco reclamaciones formales en menos de seis meses.

Gestión privada

Noticias relacionadas

La gestión privada del comedor de Can Misses no permite que este pueda beneficiarse de las inversiones procedentes del IB-Salut y sólo el Àrea de Salut de las pitiusas tiene la potestad de proponer medidas de mejora a la empresa concesionaria, que se ocupa de gestionar hasta 13 servicios no sanitarios del hospital. Para Salut resulta positivo el funcionamiento del sistema actual. «Es un dinero que nos ahorramos porque es la propia concesionaria la que debe ocuparse del desembolso económico cuando hay que aplicar mejoras y no el impuesto de los ciudadanos. Ellos se ocupan de las obras, de la adquisición de equipamiento o tecnología. Pedir al Servei de Salut financiación cuando ya lo hace la concesionaria, sería percibir por dos vías, algo que es incompatible» puntualiza Salut.

Por otro lado, el Àrea de Salut expone los motivos por los que este año, y hasta la fecha, el organismo no ha enviado ninguna propuesta de mejora a la empresa que gestiona el comedor, si bien el año pasado afirman que era un «aspecto a mejorar», pero que por ello instaron a la concesionaria «a llevar a cabo unas obras de mejora, tanto técnicas como del espacio del comedor» por las que «se renovó el bloque de cocción, los lavavajillas, se ampliaron las cámaras de frío y se puso un nuevo sistema de refrigeración».

La única forma que tiene Salut de controlar el buen funcionamiento del comedor de Can Misses consiste en aumentar el número de inspecciones, 13 en lo que va de año, a través de la Unidad de Supervisión y Control (USC) por la que, aseguran, «ha ido mejorando sus posibilidades de control sobre la concesionaria». En caso de detectar incidencias, si la empresa no cede a poner solución, Salut debe sancionarla. Los últimos informes apuntan a una «mejoría en las dietas», según explican desde Salut.

El último caso conocido de pacientes aquejados sucedió el pasado 25 de mayo cuando Celestino Roig, ingresado de larga duración relataba en este periódico la baja calidad y variedad en los menús, asegurando no haber visto «nunca una calidad tan mala de la comida como la de ahora».