Joan Ramis es el propietario de los comics que forman parte de la exposición que se puede ver en el Far de ses coves blanques de Sant Antoni hasta el 20 de julio. | DANIEL ESPINOSA

El ibicenco Joan Ribas ha vuelto a poner al servicio de los ibicencos su colección de cómics, una de las más importantes de España. Lo ha hecho en la quinta Mostra del Comic que se puede ver en el Far de ses coves blanques de Sant Antoni hasta el 20 de julio, en horario de tarde, desde las 18.00 a las 21.30 horas.

En esta ocasión la muestra está dedicada a los cómics de finales del franquismo y la Transición española, abarcando de 1973 a 1982. Según explicó ayer a Periódico de Ibiza y Formentera el propio Ramis, se trata de la continuación de un proyecto más amplio gracias al cual en años anteriores se han podido ver las exposiciones El cómic español de 1940 a 1975, Los semanarios de humor en España de 1942 a 1995, El tebeo femenino en España de 1941 a 1987 y el año pasado, La Marvel actual.

Según el coleccionista en esta exposición «se han diferenciado los trabajos que fueron escritos y dibujados por autores españoles de aquellos que venían de Francia e Italia y que nunca pudieron ser publicados en España debido a las enormes trabas que ponían los censores de la Comisión de Información y Publicaciones Infantiles y Juveniles (CIPIJ)».

Un organismo que estuvo activo desde 1963 a 1978, siendo «especialmente duro durante los últimos años de la dictadura de Franco». De hecho, «dibujantes de series como el Papus, profundamente reivindicativas y contrarias al régimen, se tenían que enfrentar a juicios y amonestaciones casi diarias». Incluso, según el coleccionista ibicenco, «otros dibujantes de colecciones más ligeras tenían que andar con pies de plomo porque los censores veían subversivo cualquier gesto que hiciera un personaje e, incluso, expresiones como ¡diablos!, ¡diantres! o ¡maldición! se consideraban indignos de aparecer en cómics y tebeos».

Por ello, Ramis asegura que estos cómics marcaron un antes y un después en la historia de este arte en España. «Fueron trabajos muy rupturistas, que no se habían visto antes en nuestro país, y con trabajadores que se jugaban el pellejo por sacar adelante sus dibujos y sus historias». De hecho, «no sólo eran antifascistas, sino también antisistema y un modo de protesta contra todo lo que se vivió en los durísimos últimos años de la dictadura y los primeros años de la transición democrática».

Como suele ser habitual en las exposiciones que organiza Joan Ramis en el Far de Ses Coves Blanques hay auténticas joyas. «Hay un poco de todo, pero estoy seguro que hemos conseguido sorprender a los visitantes con ejemplares que al haber sido secuestrados tuvieron tiradas mínimas y muy difíciles de encontrar».

Nueve años que hicieron historia

La exposición en sí repasa de forma cronológica los principales hitos en el cómic español durante esos nueve años. Comienza en 1973 cuando, siguiendo los pasos del underground americano, surgen en España cómics alternativos y reivindicativos como El Rrollo Enmascarado, creado por Mariscal, Nazario y El Jefe, o El Papus, que se definió a sí misma como «una revista satírica y neurasténica». A estas dos le siguieron en 1974 la revista Star, una publicación que combinaba el cómic y el rock y que fue considerada como la primera de estilo underground distribuida por canales comerciales, o Paupérrimus, Catalina, Purita, o Los Tebeos del Rrollo, editados entre 1975 y 1976 por Producciones Editoriales, Mandrágora, Gaspar Fraga o El Rrollo, y que diariamente tenían que convivir con multas, secuestros o suspensiones por parte de la censura.

1977 fue, según asegura Ramis, crucial para la historia del cómic en España. «La disolución en marzo de 1977 del Movimiento Nacional por parte de Adolfo Suárez, la anulación de las disposiciones censoras que regulaban las publicaciones infantiles y juveniles, la apertura política y la proximidad de las primeras elecciones, hace que se produzca un boom y un clima de euforia en todos los ámbitos culturales, incluido el mundo del cómic». Así, según explica el coleccionista ibicenco, «llegan los primeros cómics europeos para adultos de gran calidad y muchos autores ven como por fin pueden ver sus páginas publicadas sin temor».

Además, en 1977 se crea la editorial madrileña Nueva Frontera, autora de revistas ya míticas como Totem, Boomerang y Blue Jeans, y empieza a publicarse El jueves, Makoki o la revista musical Disco Express y a su rebufo se crean las primeras librerías especializadas, algo impensable hasta el momento.

Los cuatro años siguientes, desde 1978 a 1982 supusieron «los años de oro del cómic adulto», llegando a coexistir con éxito una veintena de revistas. En 1978, en Barcelona J. Toutain, tras el éxito de Totem publica revistas como 1984, Zona 84, Creepy o Comix Internacional, en el que la presencia de autores españoles es constante. En diciembre de 1979, aparece el primer número de El Víbora, «la revista más emblemática y de mayor éxito de la época, reflejo de los nuevos tiempos y cronista de toda una generación de españoles», y en 1981 otro peso pesado, Norma Editorial, que se estrena con Cimoc y Cairo que, dirigida por Joan Navarro «tuvo una divertida polémica con El Víbora».

Además, en 1981 se celebra la primera edición del Salón del Cómic de Barcelona, abriendo el paso a que «las jornadas y los certámenes dedicados al cómic proliferarán por toda España y se vieran como algo normal».

Madrid, editada por el Ayuntamiento de Madrid

Finalmente, y ya fuera del período que abarca la exposición, Ramis se acordó de la revista Madriz, editada en 1984 «gracias a la subvención de la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Madrid que por aquel entonces presidía Enrique Tierno Galván, y que destacó por su carácter vanguardista y experimental». Algo que, según el comisario de la muestra hubiera sido imposible tan sólo diez años antes «ya que se hubiera considerado propio de una novela de ciencia ficción».