Los máximos representantes del Ib-Salut y Can Misses comparecieron ayer en rueda de prensa. | ARGUIÑE ESCANDÓN

Los quirófanos del Hospital Can Misses retoman su actividad de manera gradual a partir de la semana que viene y, además, seguirán las obras hasta la primera semana de julio para garantizar el sellado e impermeabilización de la zona quirúrgica afectada por el tercer foco de moscas.

El director general del Servei de Salut, Juli Fuster, anunció ayer que la semana que viene está prevista la apertura de seis de los ocho quirófanos para las intervenciones urgentes evitando el traslado de pacientes a otros hospitales, han sido nueve los pacientes derivados, y el inicio de la actividad preferente programada, principalmente la oncológica. «Con las obras acabadas y si son negativos los resultados del análisis microbiológico estaremos en disposición de abrir del uno al seis a principios de la semana que viene», dijo Fuster. Insistió que «la prioridad no es abrir un día antes, sino estar seguros de que se garantiza la seguridad de los pacientes»

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La apertura gradual de los quirófanos se realizará en paralelo con las obras que se está acometiendo para subsanar las deficiencias halladas. «Se han encontrado deficiencias en el aislamiento del bloque quirúrgico, tanto en los conductos de ventilación como en el exterior del edificio», relató. También hay «deficiencias en la estanqueidad de las fachadas y se está procediendo a solucionarlas». Una vez acabada la obra de los quirófanos, queda la revisión de los técnicos y el recambio de los filtros de ventilación, «que los pusieron nuevos en abril pero los volvemos a cambiar para evitar larvas o insectos», añadió. Al mismo tiempo que se sellan los seis quirófanos abiertos se revisarán los dos restantes «para ver si hay deficiencias en la zona que se operan de Urgencias y el de Cirugía Mayor Ambulatoria, se ha de revisar toda la zona aunque no hayan aparecido ningún insecto, pero tenemos que mirar si tienen cualquier problema y si es así arreglarlo, el tiempo que estimamos sería una semana más».

Fuster reconoció que «no ha sido fácil encontrar el problema; se han tenido que desmontar estructuras existentes, mirar por todo, por donde podían estar las filtraciones, se han tenido que hacer catas; y esta solución no se adoptó en 2017 porque el problema estaba en el forjado del suelo y en un hospital tan reciente no nos imaginábamos que podían haber problemas de estanqueidad en las partes altas», dijo. El primer foco de moscas apareció en enero de 2017 y en esa ocasión fue la concesionaria la que hizo las obras aunque ahora ha sido el Ibsalut el que se ha puesto al frente.

Respecto al rescate de la concesión, como piden los trabajadores del Área de Salud, reconoció que «la concesión es un contrato muy bien definido con unas connotaciones jurídicas inmensas, han de ser los juristas del Ibsalut lo que nos diga a donde vamos». Aseguró que lo primero era «encontrar el problema y arreglarlo y después vendrá el momento de analizar y pedir responsabilidades». En cuanto el expediente sancionados, aseguró que «una vez resuelto el problema se pondrá en marcha» Añadió que el modelo de concesión «no es que eligiríamos para un hospital nuevo, pero es el que tenemos y tiene unas connotaciones legales que no nos podemos saltar a la torera, hay que estudiarlo muy bien y después depurar responsabilidades».