Los cinco votos indispensables del Partido Nacionalista Vasco se decantarán hoy a favor de la moción de censura presentada por el socialista Pedro Sánchez. Se cierra así la etapa de Mariano Rajoy al frente del Gobierno, obligado a asumir las responsabilidades políticas de la sentencia del ‘caso Gürtel’, que implica al PP en la trama de corrupción.

Todo indica que el líder conservador no ha sabido calibrar el impacto político del fallo judicial, el cual ha acabado debilitando los ajustados apoyos de que disponía para salvar el nuevo envite de Sánchez. Sin embargo, la llegada del PSOE al Gobierno no garantiza un período de estabilidad institucional y sitúa en el horizonte una imprescindible convocatoria electoral; los ciudadanos deben expresar su parecer en las urnas cuanto antes.

Un Gobierno provisional.

El propio Sánchez admite que su principal tarea desde La Moncloa no es otra que preparar al país para una nueva convocatorial electoral, una exigencia planteada por buena parte de los grupos políticos con presencia en el Congreso.

Esta circunstancia otorga un acentuado carácter de provisionalidad al nuevo Ejecutivo, agravado por la diversidad de apoyos con que ha contado; incluyendo el de los independentistas catalanes y vascos. El crédito concedido a Pedro Sánchez no es, por supuesto, incondicional y no tardarán en surgir las tensiones y la inestabilidad una vez conseguido el objetivo de la derrota de Rajoy.

Etapa convulsa.

Se abre, por tanto, una etapa política compleja y tensa. El escenario al que se enfrenta Pedro Sánchez pondrá a prueba su temple y habilidad negociadora para superar el día a día, obligado a gestionar unos presupuestos que rechazó su partido y la mayoría de quienes le han aupado al Gobierno.

Con este nuevo episodio es más que probable que Balears tendrá que aparcar, una vez más, una de sus reivindicaciones históricas: el Régimen Especial. Sólo se salvará el aumento del descuento a residentes al 75 % en los traslados a la península.