Imagen de uno de los establecimientos que ofrecieron en sus televisores la retransmisión de la boda real para reunir a los británicos. | Marcelo Sastre

El enlace real entre el príncipe Enrique de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle también se vivió con expectación en algunos hoteles y bares de la isla. En un local de Sant Antoni, que anunciaba la retransmisión por sus pantallas del evento, los turistas británicos se sentaban frente a las pantallas ya sobre las 10 de la mañana para seguir la programación especial que hicieron las principales cadenas de televisión de su país de origen.

Gente de todas las edades se congregaba frente al televisor a comentar el evento.
A esa hora Bryan y Mary estaban tomando un café en una terraza del puerto de Ibiza. Bryan sonríe ante la pregunta sobre el enlace, aunque después comenta que seguramente lo siga en cuanto vuelvan a su hotel.

Considera que la familia real es una marca hoy en día que reporta muchos beneficios al Reino Unido, y por eso merece la pena conservarla. Que el príncipe se case con una americana no le parece mal. «Su origen no es importante, lo importante es que sepa llevar el peso que conlleva este matrimonio».
El origen y la profesión si que les importa a Helen y a su compañera. Tampoco están viendo la retransmisión, ni creen que la vean, pero opinan que la corona es una institución tradicional que requiere ciertos sacrificios.

«Parece muy simpática, creo que lo hará bien, pero el príncipe Harry debería haber buscado a alguien más adecuado. Antiguamente no se permitían este tipo de enlaces, y creo que le quita algo del encanto tradicional que tiene la corona», explica.

Con un clima similar al que había en Windsor, despejado y con 21 grados de temperatura, los ingleses de vacaciones en la isla pudieron vivir en comunidad un evento que se ha seguido de forma masiva por todo el mundo.