El músico Joan Barbé, la mitad del proyecto Ressonadors, al inicio del concierto celebrado el sábado. | ARGUIÑE ESCANDÓN

Ni el mal tiempo ni la lluvia evitaron que Ressonadors saltara a los escenarios el pasado sábado y cumpliera con lo prometido ofreciendo un gran espectáculo entre 4.000 asistentes en uno de los conciertos más esperados del año. Coincidiendo con las fiestas Anem a Maig de Santa Eulària, el grupo pitiuso liderado por Joan Barbé y Omar Gisbert celebró su décimo aniversario presentando el disco Ressonadors Simfònic, en un conciertazo de dos horas que a punto estuvo de ser cancelado, tal como reconoció Barbé minutos antes de que diera comienzo.

Debido a ello, la Orquestra Simfònica dirigida por Frank Cogollos como director y Marian Tur Roig como concertino hizo pruebas de sonido unos minutos antes con el objetivo de dejarlo todo listo. El concierto se retrasó una hora debido a los incidentes, lo que fue aprovechado por los asistentes para comer y beber en las inmediaciones del Palau de Congressos.

A pesar de la lluvia, el despliegue del escenario fue inmejorable, con una pantalla detrás del escenario y otras dos a los lados para verlo todo más de cerca. La noche empezó con la instrumental Sa Calera, entre los vitores del público y las disculpas y agradecimientos hacia el público de Barbé. «No nos vamos de Santa Eulària sin tocar. Ressonadors Simfònica nos pone los pelos de punta, si estamos aquí es gracias a los ibicencos y queremos disfrutar de esta noche mágica con todos vosotros», afirmó. Acto seguido, con Carlos Trafford como cantante, Sa nostra ciutat d’Eivissa empezó a sonar. La noche había comenzado.

Entre el repertorio del grupo sonaron todas las grandes canciones populares de la música pitiusa, entre ellas himnos míticos como Sa lluna pagesa con Rafa Peletey o Bona nit blanca roseta con ‘Tito’ Zornoza, que protagonizó una de las anécdotas de la noche y es que este 2018 se cumplen cincuenta años desde que se cantara la primera canción en ibicenco de la historia. La voz, eso sí, no la puso Zornoza sino Caro Guiral. Sa Fauç fue uno de los primeros momentos épicos de la velada. Una vez finalizada, Barbé anunció el momento más rockero con Ses germanes captives y Pepitu como vocalista.

También hubo tiempo para las reivindicaciones sociales y la defensa de Ibiza como territorio en cuanto a patrimonio natural único. En los últimos años han sido varios los proyectos de empresas con el objetivo de buscar petróleo en las costas de las Baleares, interés que recientemente se ha reactivado con el proyecto de Medsalt-2, promovido por el Instituto Nazionale di Oceanografía (Inogs) de Trieste (Italia) para estudiar las formaciones geológicas de Baleares mediante sondeos acústicos, cuyas dudas sobre su naturaleza todavía no se han resuelto. «Tenemos que cuidar lo nuestro, nuestra tierra, todos estamos de acuerdo con ello independientemente de nuestra ideología política. No queremos prospecciones petrolíferas», recordó Barbé, al tiempo que las pantallas desplegaban un mensaje en contra de estos proyectos de exploración en busca de hidrocarburos.

En este punto de la noche el ambiente se empezó a animar. Y mucho. Ángela Cervantes cantó Sa serena cau menuda entre grandes aplausos y a partir de aquí empezaron a salir al escenario otros grandes artistas de la escena ibicenca, entre ellos Joan Murenu (UC), David Serra (Projecte Mut), Gerard Quintana (Sopa de Cabra) y Alfredo Marí (Pota Lait).

El broche de oro a una noche idílica lo puso Roqueta, sa meua roca con la colaboración del Cor Ciutat d’Eivissa y más de cien músicos en el escenario y Jo tenc una enamorada con la aportación de Projecte Mut. El resto ya es historia viva de la música popular ibicenca.