Alfredo Barber Cabanilles, en su despacho de Can Misses.

Este valenciano vino a Ibiza hace ya 18 años por razones familiares. Es el primer contacto de los médicos residentes que vienen a la isla. Una labor más bien administrativa que compagina con las guardias en el servicio de Urgencias de Can Misses que le permite el contacto con los pacientes.

¿Por qué vino a Ibiza?

—Mi mujer es maestra. En Valencia no se movía la bolsa de trabajo, se apuntó a la de aquí y la llamaron, yo estaba terminando la residencia e iba y venía. En marzo de 2000 cuando terminé vine a ver si había trabajo. En aquel entonces estaba Antoni Pallicer como director de Atención Primaria y me dijo: vente, que te hago un contrato. Vine, estuve varios años haciendo un poco de todo: primaria, suaps, urgencias del hospital. Después estuve en el centro de salud de Es Viver haciendo Primaria, cogí una interinidad en SUAP, primero es Viver y después Vila. Pepe González me propuso llevar los residentes de familia porque el anterior coordinador, José Antonio Martínez, se lo dejaba y acepté.

Es la primera persona con la que tienen contacto los médicos residentes.

—Sí, cuando se incorporan les programamos el plan de formación, las rotaciones, las guardias, los pagos con personal, todo.

¿Tienen alguna idea preconcebida de Ibiza cuando llegan?

—Cada vez vienen más aleccionados. Han cambiado mucho las promociones. Antes éramos más inocentes y ahora vienen preguntando por la vivienda, por lo que cobran, preguntan de todo. Vienen pensando que es un hospital pequeño en el que pueden tener más contacto con los especialistas, no es un macrohospital, que al ser comarcal pueden acceder a más servicios y eso lo tienen en cuenta.

¿Cómo recuerda sus comienzos?

—Muy bien. En Valencia no estaba el trabajo tan al alcance cuando terminábamos. Me sorprendió que en Ibiza había mucho trabajo, la promoción es muy rápida, al año de trabajar ya tenía una interinidad, una estabilidad laboral. Eso se agradece.

Y aquí sigue trabajando desde entonces.

—He echado raíces, tengo hijos y estamos establecidos. La isla te va atrapando pero es un arma de doble filo: tienes un cierto amor odio. Te da muchas cosas como la estabilidad laboral, una calidad de vida buena pero pagas estar lejos de la familia, las dificultades a veces para salir o el encarecimiento de la vida.

Compagina la Unidad Docente con su trabajo en Urgencias.

—Sí, la compagino con la asistencia. En medicina si no te vas actualizando con el contacto con los pacientes lo pierdes muy rápidamente porque las cosas cambian. Para mí es muy importante mantener contacto con la parte clínica de ver pacientes, en los últimos años en Urgencias porque me gusta la urgencia hospitalaria y hago turnos de fin de semana en el hospital.

Le va la marcha, porque en verano tienen bastante trabajo en Urgencias.

—Es un trabajo muy gratificante. En Primaria es más sencillo y en el hospital los pacientes son más complicados, hay que pedir pruebas diagnósticas, tienes contacto con los especialistas y es más dinámico. En verano tenemos la sobrecarga de gente que viene, la falta de profesionales. Son unos meses que pasan. En invierno no bajan tanto los pacientes pero trabajas con otro ritmo. Me gusta más este tipo de medicina, me estimula más.

¿Recuerda su primer día de trabajo?

—No lo recuerdo pero sí cuando vine a entrevistarme con Antonio Pallicer y con Carlos Rodríguez, que era coordinador de Urgencias.

Ahora están los dos en el Sindicato Médico, lo mismo le fichan.

—No, no tengo sangre sindicalista. No soy bueno para eso.

¿Y su mejor y peor experiencia en el trabajo?

—En Urgencias es un trabajo muy estresante, vamos a un ritmo muy frenético y, a veces, te llevas el trabajo a casa. O vas a una reanimación de un niño en una piscina y no sale, te quedas con ese mal trago. Es parte de nuestro trabajo. Hay días también que te vas a gusto. A lo mejor cuando ves a niños y ese día que has podido trabajar tranquilo puedes dar también la parte humana de informar, que suele ser cuando tienes tiempo, y la gente te lo agradece. También cuando terminas de trabajar y puedes solucionar un problema, te vas a tu casa con buen sabor de boca.

¿Qué dice su familia que los fines de semana se vaya a trabajar a Urgencias?

—No todos los fines de semana estoy en Urgencias. Antes hacia más guardias y noches e ido disminuyendo porque tengo obligaciones familiares. Lo comprenden. Mi familia está acostumbrada.

¿Qué le aporta su trabajo?

—Nunca me he planteado hacer otra cosa que no fuera Medicina. De pequeño, con nueve años, estuve enfermo e ingresado dos meses en la Fe de Valencia. No sé si eso me marcó. Hubo un momento en el instituto que me gustaba la Historia y me planteé estudiar esta carrera pero se me pasó. En Medicina ves la parte humana, de utilidad, de que ayudas a alguien.

Y el hecho de estar dos meses ingresado pudo haberle influido.

—No sé si me marcó. Fueron unas fiebres reumáticas. Al final salió bien. Recuerdo que cuando llegaban las enfermeras a ponerme una inyección les decía que sería médico cuando fuera mayor y volvería a pincharles. Siendo un niño estaba en adultos porque la planta de infantil del hospital estaba completa. Me tenían como la mascota de la planta, acompañaba a las enfermeras a hacer las curas.

¿Qué aconseja a los médicos residentes?

—Como Bruce Lee que fluya. Ellos vienen a aprender y van a rotar por cada servicio. En Urgencias hay un trabajo estresante y se tienen que acoplar a ese estrés y hacer noches, en Cardiología se tienen que adaptar a a la dinámica del servicio, como en otras especialidades. Vienen con el concepto de la universidad, que está controlado porque hay profesores y aquí no: hay médicos que están trabajando, tienen que integrarse y aprenden de forma supervisada. Tienen que comprender ese cambio e ir aprendiendo. Han de saber adaptarse a cada sitio, que no todo el mundo está de cara a ellos sino que han de ser los artífices de su aprendizaje, y eso les cuesta un poquito, pero poco a poco se van adaptando. También les digo que pierdan el agobio. El primer mes quieren saberlo todo y yo les digo que estén tranquilos, que son cuatro años de formación.

Ahora está a punto de recibir nuevos residentes.

—A finales de mayo tendremos la incorporación de los nuevos. Ofertamos ocho plazas de medicina de familia, uno de medicina interna y dos matronas. Ahora hay 25 residentes, incluidas cuatro matronas. Muchos se quedan porque hay trabajo.

¿Piensa jubilarse en Ibiza?

—Nunca me lo he planteado. Estoy muy a gusto en Ibiza pero no soy de hacer cálculos. Si mis hijos se quedan aquí me quedo pero si se van, me plantearé irme. Un poco lo que me va a condicionar mi vida en Ibiza son mis hijos.

DATOS

•Nació en Alqueria de la Condesa (Valencia) el 26 de enero de 1970.

•Estudió Medicina en Valencia e hizo el MIR en el hospital de

•Reside en Ibiza desde marzo de 2000. Ha trabajado en Primaria, Suaps y Urgencias. Es coordinador de la Unidad de Docencia, Formación e Investigación donde se encarga de la gestión de los residentes de familia y los fines de semana hace guardias en Urgencias.