Una matinal de juegos tradicionales, yincanas, talleres y juegos de orientación, y como colofón una torrada para unas doscientas personas en el área recreativa de Can Pere Mosson, en Sant Llorenç. Así transcurrió la jornada de convivencia organizada por la asociación socio-educativa Betania con los vecinos del barrio de Cas Serres con los que viene trabajando Cáritas desde hace más de veinte años.

«El año pasado cambiamos un poco el rumbo con el objetivo de unir comunidad y familia, implicar a la familia en las actividades de sus hijos y de ahí surgen ideas y jornadas como la de hoy -por ayer-», apuntó Clara Vicente, responsable de Betania.

Mientras los más pequeños disfrutaban con juegos como el «un, dos, tres, pollito inglés, o las carreras de sacos, los adolescentes corrían arriba y abajo siguiendo las pruebas de una yincana.

Clara Vicente indicó que en Betania hay niños de entre 6 y 17 años, pero que ayer era «un día especial porque vienen sus padres y hermanos pequeños». Paralelamente, los voluntarios iban preparando la torrada para doscientas raciones de carne halal, «respetando las diferentes religiones de los participantes», indicó Vicente, quien añadió que la torrada se llevó a cabo con donaciones y una aportación simbólica de las familias.

Labor de integración

Entre los asistentes a la jornada se encontraba el director de Cáritas, Joan Marí, quien expresó su satisfacción por una iniciativa que pretende «implicar a la familia en la educación de los hijos», destacó Clara Vicente.

La educadora social y responsable de Betania subrayó que la oferta del centro de Cas Serres es cada vez más amplia. Así, además de los menores, hay muchos familiares que vienen a formarse con los cursillos de castellano, inglés o de informática. También se ofrecen charlas y talleres de salud.

Ayer la jornada era festiva y la integración pasaba por los juegos con amigos y familiares en el merendero de Sant Llorenç.