Centenares de personas acudieron ayer por la tarde hasta el Parque de la Paz de Ibiza para para celebrar el entierro de la sardina que tradicionalmente pone fin a las celebraciones de carnaval. Una vez más, la actividad fue organizada por la Asociación de Vecinos de Es Clot, barrio donde está situado el parque, en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad, y como desde hace casi diez años volvió a ser un gran éxito.

El cortejo fúnebre partió a las 19.00 horas desde la sede de la asociación, en la calle Agapito Llovet, y durante todo el trayecto por las calles adyacentes hasta llegar al Parque de la Paz la sardina, portada a hombros por cuatro elegantes y serios caballeros, fue seguida por una amplia comitiva compuesta por un obispo, un cura y varias decenas de mujeres que, vestidas de riguroso luto con sus collares de un rojo muy llamativo, iban llorando a lágrima viva.

Este año, la gran protagonista fue bautizada como La Valentina, en homenaje al día que se celebraba ayer, San Valentín. Y si en años anteriores fue una raspa para protestar por la crisis, un pescado negro para decir alto y claro Eivissa diu no o un pez con corona, en esta ocasión la figura creada una edición más por Toni y Basilio lucía más guapa que nunca. Estaba, tal y como aseguró Pepe Pérez, presidente de la Asociación de Vecinos de Es Clot, «enamoradísima».

Sardinada popular y números de baile

Una vez concluida esta divertida procesión, la comitiva llegó hasta el Parque de la Paz donde en el ambiente ya flotaba un sabroso olor a sardinada ya que desde las 18.00 horas los operarios del Ayuntamiento de Ibiza se afanaban en ir preparando las brasas.

Este año, el Consistorio aportó unos 95 kilos de sardinas aproximadamente, una cantidad ligeramente superior a la que se sirvió el año pasado, y que se sirivieron de forma gratuita en raciones junto a un trozo de pan. Además, junto al puesto de las sardinas también había instalada una barra en el que se podían comprar las bebidas con el fin de ayudar a la Asociación Magna Pityusa de Ibiza.

Mientras eso sucedía y ya con el estómago lleno muchos de los presentes dirigieron su mirada hacia el pequeño escenario del parque. Allí volvieron a hacer de las suyas los bailarines de la Asociación de Vecinos de Es Clot, demostrando que se toman muy en serio y se les da muy bien el tema del baile y el cabaret. Una vez más se ganaron rápidamente al personal con un número de algo más de tres cuartos de hora donde había cuplés, bailes, parodias y bromas... sobre todo la divertidísimas representación de El tío calambres, basado en una canción de Luis Aguilé, que llevó a cabo el presidente de la asociación, Pepe Pérez.

Todo ello fue el aperitivo perfecto para el momento más esperado de la tarde noche, el momento en el que se procedió al lanzamiento de la sardina al fuego hasta el año que viene.

Participa cada vez más gente

El presidente de los vecinos de Es Clot mostró ayer su satisfacción al ver como cada vez participan más personas en este entierro de la sardina. Este año, han sido unos sesenta los miembros de la asociación los que tomaron parte, mientras que centenares de vecinos acudieron a la fiesta. «Estamos muy contentos porque cada vez viene más gente a despedir el carnaval con nosotros y porque este entierro se ha convertido en un referente de las actividades que organiza año tras año el ayuntamiento», explicó un satisfecho Pepe Pérez.