Mientras unos disfrutan de la primera fiesta del año, otros tendrán que trabajar para que la noche transcurra con normalidad. Es el caso de médicos, taxistas, bomberos, policías y cocineros, entre otros. Aunque es una noche de mucho movimiento, todos coinciden en que suele ser tranquila y con muy buen ambiente. «Te felicitan el año con una sonrisa y así, sin duda, el trabajo se hace más llevadero», cuentan.

Aún así, antes del brindis y de los abrazos que saludan al nuevo año, hay que cenar y no todos lo hacen en casa. Es el caso de José Miguel Bonet, propietario del restaurante Es Ventall, quien ha elaborado un menú especial para esta noche con el que ha conseguido completar el aforo de su local. «Damos una copa de cava de bienvenida, cuatro aperitivos, un primero, pescado, carne y el postre», explica. Y para las 23.30 horas esperan haberlo servido todo para poder disfrutar, con todos los comensales, de las doce campanadas. «También hay gente extranjera, pero tienen mucho arraigo con la isla y también se toman las uvas», añade. Así, explica que estos días festivos están «cargados» de trabajo en unas fechas en las que la oferta se reduce por el cierre de muchos restaurantes. «Esta noche la alargamos un poco más de lo normal y cerramos más tarde», apunta Bonets

Ya en la calle, alguna pelea, caída o copa de más desestabilizan la madrugada de los profesionales médicos que están de guardia. «Por suerte no recuerdo que en los últimos años haya habido accidentes graves en Nochevieja», explica Ángel Crespo, coordinador del 061. En este sentido, junto a la enfermera Mónica Álvarez que también estará de guardia, dice que trabajarán como el resto de los días «sin ningún reporte especial». Esta noche, tres ambulancias de soporte vital avanzado trabajarán en Ibiza, Sant Antoni y Santa Eulària, además de tener el helicóptero operativo por si fuera necesario hacer traslados con urgencia. Lo de comer las uvas a las 12 en punto ya es otro cantar. «Recuerdo hace años que no teníamos pacientes en ese momento, pero no llegábamos a la base para comernos las uvas, así que paramos, pusimos la radio y nos las comimos», cuenta Crespo entre risas sin olvidar que «otras veces nos las hemos tomado con el horario de Canarias». Lo que tienen claro en su profesión es que lo principal siempre es el trabajo.

José Manuel Ruiz es taxista y también trabajará esta noche. «A partir de la una, después de cenar, me montaré otra vez en el taxi», dice al tiempo que añade que, en Nochevieja, «suele haber bastante movimiento». Y es que de por sí sale mucha gente y no todos los taxis están trabajando. «El ambiente es bueno porque la gente está muy contenta y te va felicitando el año», apunta Ruiz que ya ha trabajado este día en años anteriores. «Una de las últimas noches que trabajé, en el momento de las campanadas estaba haciendo un viaje a Santa Eulària. Supongo que sería el único taxi en funcionamiento a las 12 de la noche».

En la carretera también estará el oficial de policía Javier Álvarez, que trabajará por primera vez esta noche. «Siempre me había tocado la mañana de Año Nuevo y estando a turnos ya sabes que algún festivo te toca», explica. En este sentido, cuenta que no habrá un refuerzo especial por ser Nochevieja aún estando «justos» de plantilla y serán tres los coches uniformados que velarán por la seguridad en las calles ibicencas. «Colaboraremos de forma conjunta con la Policía Local porque, según me han dicho, una vez la gente se come las uvas y empieza a beber, entrada la madrugada empiezan las peleas y accidentes de tráfico. Casi todo incidentes relacionados con las drogas y con el alcohol». De esta manera, Álvarez sabe que al estar en la calle a golpe de emisora y patrullando, los 20 minutos reglamentarios que tienen para tomarse un descanso no les van a permitir comer las uvas con todos sus compañeros. «Las comeré con mi compañero y tendremos que estar atentos por si hay alguna llamada», dice.

Cerca, pero en este caso en la oficina de denuncias estarán Jacoba Maseda y Ángela Mattía. «Por experiencia esta noche suele haber denuncias por lesiones y detenidos al final de la noche», argumenta Maseda que ya tiene experiencia en trabajar la primera noche del año. «Ya al día siguiente, que también he trabajado, viene gente a poner denuncias por robos o pérdidas», añade. En cuanto a la cena de esta noche, dicen que su idea principal era pedir comida, pero al final cada uno se llevará lo suyo. «Trataremos de cenar juntos si se puede y no hay llamadas. Si no tendremos que interrumpir la cena para atender a la gente», cuentan.

Un total de seis bomberos, cuatro de guardia y dos de refuerzo, trabajarán esta noche en Ibiza. «Es una noche como cualquier otra o incluso con menos incidentes porque ya sabemos que en invierno hay menos gente en la isla», cuenta Vicente Rabanal, jefe de turno. Después de 31 años ejerciendo como bombero, esta noche hará su última guardia. «Me jubilo ya aunque me lo he tenido que pensar mucho», dice al tiempo que añade que «esperamos tener una noche tranquila porque sí que ha habido años que no hemos podido tomar las uvas». A diferencia de otros años en los que algunos familiares se acercaban a la base a cenar con ellos, esta lo harán solos, entre compañeros.

EL DETALLE

Ibiza está al pie del cañón en Nochevieja y Año Nuevo

El año pasado, el Servicio de Emergencias de las Islas Baleares SEIB112 contabilizó un total de 17 incidencias en Ibiza y una en Formentera. En la isla de Ibiza las incidencias más destacadas fueron ocho: tres asistencias médicas en la vía pública, dos accidentes de tráfico, una queja por ruidos, un acto de vandalismo y el atropello de un peatón. En Formentera, solo se registró un incidente por conducción peligrosa.

Además, como cada año, quien quiera y pueda podrá disfrutar del tradicional primer chapuzón del año en la playa de ses Salines a partir de las 12.00 horas.

Si hace un año conocíamos a Axel, el primer bebé nacido en Ibiza, tendremos que esperar unas horas para saber si la isla contará con un nuevo nacimiento para empezar este 2018.