José Antonio Martínez Iglesias. | DANIEL ESPINOSA

José Antonio Martínez Iglesias, asturiano de nacimiento, médico del centro de salud de Sant Antoni, explica las razones por las que después de casi 22 años trabajando en Ibiza en diferentes servicios, desde pediatría a urgencias o Formentera e incluso fue director de Atención Primaria durante un año en la etapa de gobierno del Pacte, no descarta marcharse.

¿Qué pasa ahora para que se plantee marcharse?
—Es una posibilidad que no descarto. Después de 20 años de tener unas reglas de juego que todos conocíamos y aceptamos, en el que el catalán era un mérito y puntuaba como tal; ahora, de golpe y porrazo, es un requisito. No es saber catalán sino tener el título B2. Los médicos somos gente razonable. El primer día de las clases de la carrera de Medicina lo que te dicen es que es fundamental entenderse con el paciente. Casi todos entendemos el catalán, muchos lo hablamos y podemos comunicarnos fácilmente. De hecho, hay muy pocas reclamaciones porque nos comunicamos bien, no sólo en catalán sino en inglés y en lo que haga falta. De repente, piden el titulo B2 sin consensuarlo con nadie y a muchos nos ha cogido a contrapié este cambio de normas.

¿Por qué no se ha sacado la titulación del catalán?
—Porque no lo he necesitado. Los ibicencos más jóvenes tienen el título por los estudios, pero los más mayores no lo tienen porque no lo han necesitado. Si se necesita ahora se debería articular la manera de poder obtenerlo. Estamos de acuerdo, nos lo vamos a sacar pero articúlame la manera de poder sacármelo pero compaginándolo con nuestro trabajo.

Pero la administración ofrece cursos de catalán.
—Tengo consulta los lunes por la tarde y coincide los cursos con mi horario de consulta. Han sacado cursos en el EBAP y en el hospital. No es verdad que todos podamos ir a estos cursos. Es una media verdad que es la peor de las mentiras. Estoy haciendo un curso por mi cuenta pero no porque la administración me lo esté facilitando ni ahora ni nunca. Pueden decirme que el lunes no pase la consulta y vaya al curso, pero no lo van a hacer porque sino quién atiende a los pacientes, no hay médicos sustitutos para pasar las consultas. Luego nos ponen en el mismo saco a todas las categorías. Los médicos tenemos que estar reciclándonos constantemente después de nuestra jornada laboral. Es un esfuerzo extra. La solución es dar un plazo de tiempo, dos o tres años, para tener el título y articular cursos de catalán. Hace unos años pedían médicos en Suecia pero no les pedían el sueco, te decían que fueras, que te enseñarían el idioma y consiguieron que fuera gente. De esta manera se consigue que no vengan.

Usted es médico interino, ¿Puede presentarse a las oposiciones?
—Tal y como está la norma, la ley 4/2016 del 6 de abril, no me puedo presentar. Hay dos previstas, la oferta autonómica y otra de la administración central que se ha de pactar con las comunidades que tiene como objetivo fidelizar a los interinos que llevan mucho tiempo. ¿No podré presentarme a esa OPE? Está todo muy en el aire. La solución es sencilla y en vez de tanta burrocracia hay que tener un poco más de sentido común, organizarlo. Si ponen un plazo estoy seguro que no habrá ningún médico que no pueda sacarse el título en dos años. Estamos acostumbrados a hacer miles de exámenes más complicados. Podremos hacerlo, darnos los instrumentos y que no nos den un portazo en las narices.

Pero también se ha dado una moratoria de dos años en los casos que sea por necesidad asistencial.
—Es una opción para la neuropediatra pero, en mi caso, como médico de familia, no hay nadie que tenga mi experiencia pero sí que tenga el título de catalán y entonces me dan la patada después de haber sacado las castañas del fuego. Tenemos que buscarnos las habichuelas y estoy planteando posibles salidas. Me he apuntado a las oposiciones de Valencia que no exigen el catalán y a las de Cantabria, que hemos hecho el examen. Y si sale otra en Cuenca, me apunto. Después de 20 años me cierran las puertas en las narices. Mi hija es ibicenca y lo habla desde los dos años. Aquí nadie te pregunta si hablas catalán. El problema idiomático es lo de menos, le importa el problema burrocrático. La exención de dos años para todos es la solución no sólo para unos pocos. Llama para pedir un sustituto para una vacante en atención primaria, no hay nadie. Existe una necesidad sanitaria.

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¿Cómo le afecta todo esto?
—Sí, me está afectando. Me come mucho la cabeza. Estoy nervioso e inquieto por lo que pasará.

Usted tiene experiencia con los políticos porque fue director de Atención Primaria en la etapa con Antich.
—Por esa razón se positivamente que no se va a mover en esta legislatura y la siguiente, depende. Por eso, porque tengo esa mala experiencia.

¿Tan poco confía en los políticos?
—Sí, sí. El PSOE debería de mirar por el bien de los ciudadanos, como responsable de la Conselleria de Salut, y decir a sus socios de gobierno que hay que hacerlo de forma progresiva pero no lo hará para no romper el equilibrio político.

¿Nunca han tenido un problema con sus pacientes mayores que hablan ibicenco en todos sus años de experiencia?
—Yo hablo con ellos en ibicenco. Nunca. Algún paciente se sorprenderá ahora al saber que no tengo el título. He preferido sacarme otros méritos que me venían bien profesionalmente como el doctorado. Sabía que puntuaba pero como otros méritos. Yo creo que lo sacaremos si nos abren la puerta y no nos la cierran en las narices. El problema no es el idioma. Aquí se habla catalán y todos estamos de acuerdo en aprenderlo pero es un problema político.

¿Cómo vería que se den cursos en su jornada laboral? Tendrían que contratar a más profesionales para cubrir a los que están en el curso.
—Sería ideal de que se den cursos en la jornada laboral. No todo tiene que ser contratar más, sino organizarse de otra forma, como que durante una hora diaria el resto del centro cubra a los que están en el curso o coordinarnos a todos en una hora a la que podamos ir.

¿Nunca se ha planteado volver a Asturias?
—Sí, pero me ha tirado más el arraigo en Ibiza. Vine a hacer el MIR y llevo casi 22 años. Aquí tengo a la familia que he formado aquí, al trabajo y a los amigos.