Mañana a las 20.30 horas llega a Can Jeroni, en Sant Josep, una familia muy especial. Está compuesta por una abuela, una madre, una hija, y un marido que aunque está muerto está muy presente desde el más allá. Todos forman parte de Spanish Cirkus, una obra que en algo más de una hora reúne teatro, clown, danza o títeres y que tras estrenarse en 2015 en la cooperativa de consumo cultural madrileña Teatro del Barrio y representarse con gran éxito llega a Ibiza.

—Vaya familia la de Spanish Cirkus. Es muy original.
—Sí. Pero aunque no se lo crea los miembros de la familia García-Padrón están sacados de la observación de la vida cotidiana en España. Incluso el nombre de la obra se refiere a lo que vivimos actualmente.

—¿Es una crítica social?
—En parte sí, pero también es un canto al optimismo. Habla de que por mal que te vaya la vida siempre se puede salir adelante.

—Todo desde la comedia. ¿Está pensada para reírnos de la realidad?
—Digamos que es un truco mágico para reírnos de la realidad. Tiene comedia pero también emociona al espectador.

—Lo hace con personajes que llegan al corazón como la abuela. Demasiado real ¿no?
—Sin duda. Paquita sale de casa en busca de dinero vendiendo tangas y sábanas y cuando consigue algo compra chorizos para comer. Esta obsesionada con ellos y eso también tiene su trasfondo. También es un homenaje a la Tercera Edad, en ocasiones olvidada, pero de los que hay mucho que aprender.

—¿Y la madre y la hija?
—También la madre tiene lo suyo. Es un ama de casa que lucha por lograr un empleo mientras busca soluciones para salir de la crisis gestionando hasta el último euro. Y la hija, Roxane, quiere ser artista pero sólo se lo ha dicho la abuela que le da consejos para ser mejor persona. En fin, que todas podrían estar en de cualquier familia española. Además reflejan las etapas por las que pasa una mujer a lo largo de su vida.

—Roxane quiere ser artista. ¿Se inspiró en usted?
—No tanto, pero si es cierto que esta es una profesión de valientes, sobre todo en tiempos de crisis. Hay muchas barreras, tanto en el exterior como en el interior de cada uno. Pero también me inspiré en amigos de mi edad que durante los peores años de la crisis no encontraban nada para salir adelante. Quise decirles que no hay que tirar la toalla y que de todo se sale. Que por más que camines por una cuerda como un equilibrista jugándote la vida siempre se llega al otro lado.

—Ha conseguido fusionar de todo sobre el escenario. Es muy difícil ver una obra tan completa.
—Esa es la idea. En Spanish Cirkus hay guiños al mundo del circo, al clown, a los títeres, a la danza, al teatro de sombras, al cabaret... y todo en algo más de una hora.

—¿Cómo ha hecho para dar cabida a todos?
—Con mucho esfuerzo y aplicando cada uno a un personaje. El papel de la madre se centra más en el clown, la hija más en la danza y la abuela en los títeres.

—Esta última es un títere de tamaño real. ¿Cómo lo ha logrado?
—Gracias a Amelie, una francesa increíble que es una gran artista creando títeres con las últimas técnicas y materiales. Gracias a ella hemos construido a la abuela, un títere muy potente que al estar hecho en látex tiene unas arrugas y unas expresiones muy reales.

—¿Cómo hace para manejarlo?
—Es complicado pero se consigue. Usamos la técnica que se emplea en el teatro de marionetas japonés Bunraku. Además, hemos conseguido un híbrido, es decir la parte de cintura para arriba es la marioneta y las piernas las mías.

—Se estrenó en 2015 en Madrid y desde entonces ha tenido gran éxito. ¿Cuánto le debe a Alberto San Juan?
—Muchísimo. Se estrenó en el Teatro del Barrio y él apostó por la obra porque le veía mucha salida. Además, ha sido muy importante David Ottone, director de la conocida compañía Yllana, porque me ha dado consejos para mejorarla. Y por supuesto, mi hermano, Manuel Fernández. Él está al frente de todo los técnico y sin él nada sería posible.

LA CITA

SPANISH CIRKUS

Se representa mañana sábado en Can Jeroni, Sant Josep, a las 20.30 horas. La entrada es gratuita.