Una pareja de expertos en trabajos verticales fueron ayer los encargados de iniciar los trabajos de conservación y mantenimiento de las murallas renacentistas que, con un presupuesto de 1,2 millones de euros, se ejecutarán a lo largo de los dos próximos años.

Minutos antes de que los operarios se descolgaran por la muralla para fumigar la vegetación que invade el monumento, el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, y Carmen Matutes, presidenta de la Fundación Turística y Cultural de les Illes Balears (Fundatur), presentaban ‘in situ’ el proyecto que ha contado con una aportación de 800.000 euros por parte de la fundación y el resto procedente del Consorci Eivissa Patrimoni de la Humanitat.

La aportación de Fundatur proviene de la venta por 2,2 millones de euros del Fortuna, el yate que una treintena de empresarios de las Balears regalaron hace años al rey Juan Carlos I. «Quisimos recuperar los fondos del barco y queríamos que se quedaran en Balears», señaló Carmen Matute, quien explicó que es la donación más importante que la fundación ha realizado nunca en Ibiza.

Rafa Ruiz agradeció la aportación realizada por Fundatur y «la determinación de Carmen Matutes por apostar por nuestra joya de la corona que son las murallas renacentistas, las mejor conservadas del Mediterráneo». «No podemos parar de trabajar hasta que estén en perfecto estado de revista para las generaciones futuras», añadió.

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La gran fachada de Ibiza

Se trata del primer plan integral que se realizarán sobre los 18.000 metros cuadrados de las murallas, «la fachada más grande de Ibiza», como la definió Toni Marí, el arquitecto redactor del proyecto y director de las obras.
En estos dos años de trabajo se limpiarán las murallas en diferentes etapas e intensidad. En la fachada norte, donde hay mayor cantidad de vegetación, los técnicos encargados de la obra actuarán en dos ocasiones, mientras que en la parte sur lo harán solamente una vez. Las plantas que surgen del interior de las murallas provocan que haya infiltraciones y que las piezas de mortero y mampostería puedan quedar sueltas.

A lo largo de estos dos años no se limitarán a limpiar solo la fachada de la muralla sino que también se realizará un plan de mantenimiento en los baluartes, las casamatas y las rondas perimetrales. También se hará un tratamiento de los hongos, reposición de piedras, limpieza de los grafitis y análisis de todos los grabados y marcos históricos que aparezcan durante los trabajos de conservación y que quedarán catalogados. Los trabajos que se realicen en esta intervención quedarán además documentados y servirán para ver lo que se ha llevado a cabo y lo que no y qué materiales se han comportado mejor a lo largo del tiempo.

El arquitecto responsable del proyecto destacó la importancia del «mantenimiento continuo más que los proyectos puntuales». «Esto ayudará a que nuestro monumento perdure en mejor estado y evitará que tengamos que hacer gastos mayores. Si los problemas los detectamos al principio es más fácil repararlos», argumentó.

No obstante, el estado actual de las murallas, según Toni Marí, no es preocupante. «Es un elemento defensivo, está preparado para aguantar mucho tute», bromeó. En este sentido, explicó que el monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde el año 1999, tiene patologías «puntuales» pero «nada grave como para hacer ninguna actuación inmediata». La parte de la muralla que presentaba un estado más preocupante era la que daba al mar pero los recientes trabajos de consolidación del acantilado de Baix sa Penya han acabado con el problema.