La gestión de las últimas obras de la fachada marítima de Vila colmó la paciencia del Ayuntamiento de Eivissa.

Joaquín Jiménez comunicó ayer a la plantilla de trabajadores de la Autoritat Portuària de Balears (APB) en Ibiza que ya no será más el delegado del gestor portuario en las Pitiusas y que, por tanto, dejará de ser el máximo responsable del puerto de Ibiza.

Según ha podido saber este periódico, la destitución de Jiménez como responsable máximo del puerto tuvo lugar el pasado viernes, pero fue ayer cuando éste se lo comunicó a los empleados del puerto. Jiménez mantendrá su empleo en Ibiza como responsable de obras. En cuanto al futuro de la dirección del puerto de Ibiza se creará una plaza a la que se podrá presentar cualquier persona del país.

Las quejas

Esta destitución llega cuatro meses después de que se hicieran públicas las primeras quejas sobre la gestión de Jiménez al frente de la dirección del puerto de Ibiza. El alcalde Rafa Ruiz remitió una carta al presidente de APB, Joan Gual de Torrella, el pasado mes de junio para manifestarle su malestar y descontento con la gestión de la dirección del puerto de Ibiza. «Lamentablemente, tenemos que comunicarle que, pese a la actitud colaboradora, abierta y dialogante que se ha instalado en la APB desde su nombramiento [haciendo referencia al presidente de la APB, Joan Gual de Torrella], el día a día de la relación puerto-ciudad sigue siendo muy complejo y nos sentimos gravemente perjudicados por las actitudes, acciones o inacciones del director del puerto de Ibiza hacia la ciudad», se extrae de la carta que remitió en junio el alcalde de Ibiza a Gual de Torrella.

Noticias relacionadas

El alcalde puso como ejemplo de mala gestión que las obras de remodelación de la fachada marítima y el puerto antiguo anularon tres salidas de agua, lo que provocó que tras las fuertes lluvias de septiembre de 2015 se agravaran las inundaciones en esta zona del puerto. Ruiz lamentó que Jiménez no asumiera responsabilidad sobre esto ya que «se escudó en errores de sus compañeros de Mallorca y llegó a afirmar que el puerto ‘no tenía vecinos’ y que, por tanto, este problema le era completamente ajeno». Sin embargo, la gota que colmó la paciencia del Ayuntamiento de Eivissa fueron las últimas obras de la fachada marítima, que se acometieron este invierno pasado «sin ningún aviso previo, sin supervisión municipal, como política de hechos consumados, que es lo que la dirección del puerto ha convertido en norma y no en excepción», se leía en la carta que Ruiz remitió a Gual de Torrella. Ante la exigencia de información por parte de vecinos y comerciantes, el alcalde se dirigió a Joaquín Jiménez, quien «literalmente dijo que él de esta obra no sabía nada. Así se demostró, de hecho, en posteriores visitas de obra, lo que no hace más que reforzar la falta de confianza que este Ayuntamiento tiene en la manera en que se llevan los asuntos relacionados con la gestión portuaria ordinaria». Ruiz afirmó, además, que este malestar con la forma de actuar del director del puerto de Ibiza es compartido por vecinos y colectivos que interactúan con el puerto y que van al Ayuntamiento «a hacernos saber su malestar». Por todo ello, Ruiz solicitó a APB que tomara «medidas urgentes y contundentes para cambiar esta realidad».

LA NOTA

También hubo quejas de los pescadores y del Consell d’Eivissa

Las quejas por la gestión de Jiménez al frente del puerto de Ibiza no sólo llegaron de Vila ya que el Consell d’Eivissa y la cofradía de pescadores también se dirigieron por escrito al presidente del APB para solicitarle más control sobre el muelle y alertarle de que a menudo se producen situaciones de peligro. La máxima institución insular, a través del servicio de inspección de pesca, advirtió al presidente de la APB de que no pueden estar «a todas horas sobre el muelle pesquero; es la APB quien debería controlar la entrada de vehículos y personas ajenas al sector dentro del muelle». En este sentido, le recordaron que no hay ningún tipo de barrera que controle el acceso al muelle de pescadores, lo que provoca no sólo que se acerquen personas y vehículos que van a comprar sino también personas ajenas a la actividad pesquera y comercial. «Cualquier persona ajena al sector puede acceder caminando e, incluso, en vehículo a los muelles de uso pesquero profesional con los evidentes problemas de seguridad y descontrol en inspección pesquera que esto provoca». En este sentido, recordaron que una chica que estaba haciendo botellón en la zona se cayó al mar y tuvo que ser rescatada.