El estudio aboga por incorporarmedidas bioclimáticas en las áreas urbanas de Balears, donde la excesiva construcción provoca vulnerabilidad.

Balears sufrirá en los próximos años más lluvias torrenciales acompañadas de periodos de sequía prolongados; tendrá temporales de mar mucho más violentos y las inundaciones serán más intensas. Son los efectos del cambio climático, detallados en el primer ‘Estudio de Vulnerabilidad del Cambio Climático’ que ha hecho el Govern como paso previo a una ley que será pionera en el Estado.

El estudio concluye que estos cambios en el clima tendrán consecuencias directas en infraestructuras y viviendas. Los excesos en la construcción y en la urbanización han contribuido a hacer de las Islas un lugar más vulnerable. Por ejemplo, las anunciadas olas de calor serán más intensas y más frecuentes y el estudio concluye que a medio plazo se producirán lo que se conoce como «islas de calor urbano». Como los edificios no están adaptados a las condiciones climáticas extremas, habrá más demanda de energía, y más exposición al sol.

El estudio prevé un aumento del deterioro y fatiga de los materiales de construcción y una deformación de materiales y estructuras.

El director general d’Energia, Joan Groizard, explica que la más que previsible subida de nivel del mar tendrá más efectos en las zonas ya construidas que espacios naturales. El estudio señala que los edificios junto al mar y las infraestructuras portuarias pueden verse amenazadas tanto por la subida del nivel del mar como por el aumento de los temporales. También se prevé que queden afectados como consecuencia del aumento de los procesos de inundaciones costeras.

El estudio dibuja dos escenarios diferentes, uno para el año 2055 y el otro, para 2086. En materia territorial, concluye que, en ambos escenarios, hay riesgo significativo o alto de inundaciones, de riesgo de saturación del alcantarillado y de riesgo de desprendimiento en taludes y pendientes adyacentes a las infraestructuras.

La construcción profusa en suelo rústico agravará el riesgo de incendios en estas zonas y la urbanización extensiva compacta representa un consumo notable de suelo y fomenta la creación de las «islas de calor urbano». El estudio detalla, por ejemplo, que entre 1987 y 2000, las superficies ‘artificiales’ de las Islas aumentaron un 41,4 por ciento.

El director general de Energia señala que en el estudio se concluye que la principal preocupación para Balears no está en el aumento del nivel del mar, contrariamente a lo que pueda parecer, sino en las prolongadas sequías y las olas de calor, más frecuentes y largas. El estudio detalla que una de las soluciones sería modificar los parámetros de construcción para apostar por edificios bioclimáticos con edificaciones más eficientes en las que no sea necesario recurrir al aire acondicionado.

El ensayo también apunta a la necesidad de hacer un nuevo mapa geográfico de zonas inundables que detalle los riesgos en las zonas construidas y evalúe las posibilidades de reubicación y auxilio.

EL APUNTE

La variable climática, un nuevo factor en la ordenación territorial

Uno de los aspectos más novedosos que recoge el estudio es la propuesta de incluir la variable climática en los instrumentos de ordenación territorial y en el planeamiento municipal. Propone una revisión de las directrices de Ordenación del Territorio para adaptar el documento a las previsiones de cambio climático y añade la conveniencia de regular un plan territorial sectorial que garantice la protección de las infraestructuras básicas, reforzando algunas de ellas.