La delegada territorial hizo un repaso del comienzo del curso en esta entrevista. | Marcelo Sastre

Margalida Ferrer lleva poco más de dos años al frente de la delegación territorial de Educación. En esta entrevista lamenta la lentitud de la administración para poder construir centros educativos y poder reducir los barracones.

—¿Cómo valora el inicio del curso escolar?
—Pienso que más tranquilo que el curso pasado. Se ha intentado poner más recursos de profesorado y atender a todos los alumnos que pidieron plaza. Es verdad que han empezado algunas obras que han de acabar pero hay obras que duran cuatro meses y se intentan hacer en verano pero algunas no han terminado. Todos han empezado con normalidad porque se han tomado medidas para que en las aulas se pueda entrar con seguridad.

—¿Qué centros hay en obras?
—En verano se han hecho obras en once centros y muchas han acabado, pero quedan por terminar en el IES Isidor Macabich que estará a finales de octubre; en Puig d’en Valls, donde se hacen los baños, y Mestre Lluís Andreu, que está también por acabar. En el CEIP Blanca Dona también hay supresión de barreras arquitectónicas y en Can Misses están haciendo los últimos retoques. Las obras del comedor de Sant Joan están acabadas. Estamos pendientes de la autorización de sanidad y esperamos que en octubre se pueda empezar el servicio. Los procesos administrativos son a veces un poco más lentos de lo que quisiéramos.

—Otra de las características de este curso es el aumento de aulas modulares o barracones.
—Como quiera decirlo, yo prefiero hablar de aulas modulares. En Ibiza hay dos más, en Sant Carles y Sant Ciriac. Tenemos mucha presión demográfica en Santa Eulària y Sant Josep. Es urgente crear un centro nuevo. Trabajamos en la ampliación de Sant Carles, que hace tiempo estaba creciendo y se había estado mirando hacer un centro nuevo en Es Canar. El Ayuntamiento no nos ha cedido terrenos, sólo uno junto a la escuela y se ha de ampliar Sant Carles. Me sabe mal que en la escuela no estén de acuerdo pero se han de escolarizar a todos los niños.

—En Sant Josep se retrasa la puesta en marcha del nuevo colegio.
—Esperamos que se pueda licitar en el primer trimestre de 2018. Ha sido muy largo el proceso de cesión del terreno. En Sant Ferran nos ha pasado lo mismo, ahora se trabaja en el proyecto definitivo y esperamos que se pueda empezar las obras en enero pero nos hemos encontrado problemas en la cesión.

—¿Va a haber algún colegio nuevo el próximo curso?
—Es posible que en Santa Eulària se tenga que crear un nuevo centro modular para poder escolarizar a los niños. Estamos pendientes de que nos cedan un terreno nuevo. En el pleno de julio se habló de un solar que prepararían para hacer la cesión pero todavía no tenemos nada.

—¿Da por hecho entonces que Santa Eulària tendrá un colegio modular de cara al curso próximo?
—Posiblemente sí. Ningún centro puede asumir tantos grupos. Veremos los datos del padrón que nos pasan a final de año y lo estudiaremos. Pienso que es necesario un centro nuevo en Santa Eulària y la ampliación de Sant Carles por la presión demográfica.

—¿Sigue creciendo los alumnos nouvinguts?
—Sí, el 13 de septiembre teníamos ya 327 alumnos de escolarización extraordinaria, 142 más. El año pasado teníamos 311.

—¿Cómo van a hacer una distribución más equilibrada del alumnado si no hay plazas suficientes en los colegios, como el caso de Vila?
—Hablamos de cuarto de infantil y será de cara al proceso de admisión del curso que viene. Se ha propuesto en Vila y en Sant Antoni, que son los municipios con más alumnado extranjero concentrado en dos centros. Hay una problemática en dos centros de Sant Antoni que comienzan la escolarización y no hablan ni castellano ni catalán. Igual que reservamos plazas para alumnos con necesidades lo haremos con los que desconozcan las dos lenguas. Ahora nos encontramos que si en un municipio hay un 23% de alumnos extranjeros, hay centros con un 3 o un 4% y otros un 50 o un 60%; eso dificulta para incluir a los alumnos e integrarlos en la dinámica de grupo y facilitar los procesos de aprendizaje.

—¿Cómo están las ratios?
—Conseguimos mantener cuarto y quinto de Educación Infantil entre 20 y 22 alumnos por aula y quinto subió a 25 en Santa Eulària con maestros de apoyo. Sexto de Infantil se mantiene a 25, salvo algún grupo de Sant Antoni que subió a 26 porque no había más plazas. En Infantil se consigue respetar pero en Primaria no. Hay grupos en l’Urgell y Es Vedrà con 27 y 28 y también en Santa Eulària. Si llega gente se ha de escolarizar y empezamos siempre en cuarto de Infantil. Si se superan las ratios se envían maestros de apoyo.

—¿Está satisfecha con la dotación de recursos?
—Ha aumentado pero siempre queremos más y necesitamos más presupuesto. Necesitamos tener colegios acabados.

—¿No hay ninguna fórmula para agilizar porque hay centros con tres grupos de infantil y en algun curso de primaria como en Sant Ciriac?
—Eso ha pasado siempre, no es una cosa de ahora. Se está trabajando pero para hacer un centro nuevo se necesita que el Ayuntamiento nos ceda un terreno pero, a veces, los procesos administrativos son más lentos. Sant Josep dijo desde el primer momento que nos cedería un terreno y han tardado dos años. Es un proceso lento. No es una excusa pero la administración funciona así. Soy consciente de que se necesitan obras nuevas y reformas. Tenemos el Conservatorio que desde el principio que se inauguró tiene problemas. Hemos invertido en arreglar la climatización, se han hecho intervenciones pero es verdad que la empresa que hizo el Conservatorio tendría que asumir algo. Nuestra prioridad es, sobre todo, la parte del Auditorio, que se haga el proyecto para reparar las goteras. Es complejo, es un edificio moderno y hay filtraciones de agua en diferentes lugares. Se han pedido informes y se está trabajando para ver cual es la mejor opción.

—Los padres piden una innovación educativa en secundaria para frenar el abandono escolar. ¿Están realizando algo?
—Animamos a los centros para que hagan proyectos de innovación pedagógica. Desde los centros de profesores se intenta que se haga formación dentro de los centros. También hay que reflexionar sobre líneas metodológicas y trabajo cooperativo. La educación no se cambia de un día para otro. Hay que haber unas condiciones adecuadas, recursos necesarios e instalaciones adecuadas y eso facilita que se haga un trabajo mejor. Cuando llegamos estaba todo el mundo en pie de guerra y reflexionar pedagógicamente costaba. Algunos institutos hacen un poco de innovación y en primaria se hace más.

—¿Han tenido problemas para cubrir vacantes por algunas especialidades que son difíciles de cubrir o por encontrar vivienda?
—Es complicado cubrir media jornada si se han de desplazar fuera de Ibiza o a Formentera. Hay gente que hace alguna hora complementaria, como de comedor, para ayudar a pagarse una vivienda. Por cuestiones de vivienda no hemos tenido problemas pero el curso pasado sí tuvimos alguno en Formentera de un profesor que estuvo un par de días en el Camp d’ Aprenentatge mientras encontraba casa, pero este curso no nos han comunicado nada.

—¿Siente que los intereses de Ibiza tienen peso en el Govern balear, muchos piensan que no pesan?
—Me gustaría que tuviese más. Pienso, hablando de la Conselleria d’Educació, que se interesan y vienen frecuentemente pero me gustaría que se hiciese más inversión y que se resolviesen los problemas que llevamos arrastrando desde hace años con el déficit histórico de infraestructuras y que fuesen más ágiles para construir centros porque el proceso es muy lento. Estamos trabajando, seguiremos y espero que al cabo de un año se vean las mejoras porque de un año para otro no es fácil ver las mejoras.

—¿Ese interés de Palma se traduce luego en mejoras?
—Tenemos muchos más maestros, más orientadores, equipos específicos para atención a la diversidad que era una gran demanda, equipos para los trastornos de conducta, se ha puesto en marcha el centro de educación especial para familias fuera de Ibiza, un aula Quatre por Quatre para alumnos con alteración de conducta que están en los centros que hacen una escolarización compartida. Se están poniendo muchos esfuerzos y recursos en Ibiza para mejorar resultados y atender a la diversidad. En proporción al profesorado, creo que se ha puesto casi más que en Menorca porque aquí hay más necesidad.

—El centro de educación especial es una de las novedades de este curso despierta algún recelo entre quienes apuestan por una educación inclusiva.
—A nadie se obliga a ir. Son familias que han pedido el servicio. Hay 20 alumnos, un 0,2% de todo el alumnado. La administración ha de dar respuesta a las demandas de las familias y si tienen hijos fuera que piden un servicio, que es concertado, se ha de dar en Ibiza y eso ayuda a la estructuración familiar. Es un centro más especifico, pero eso no quiere decir que no hayan actividades fuera y no se incluyan en la sociedad. Claro que se ha de trabajar la inclusión de todos los alumnos porque yo soy partidaria de ella. El centro es una opción más que las familias pueden elegir.

—Ha comentado que este curso ha comenzado más tranquilo pero, ¿no ha sentido la tentación de decir que lo va a dejar y presentar su dimisión como han hecho otros cargos?
—Más de una vez lo he sentido porque me gustaría poder hacer más y pienso que hacemos todo lo que podemos pero a veces digo que todo es muy lento. Trabajo para la educación, sé que hay críticas, hacemos lo que podemos, con transparencia y explicando las cosas.

EL DETALLE

«Hay universitarios que hacen ciclos formativos para encontrar un trabajo»

—¿Aumentarán los ciclos de Formación Profesional?

—Es muy importante la FP. La Conselleria piensa que se ha de apostar fuerte por la FP. Las empresas nos piden gente formada. Los universitarios son necesarios pero hay muchos que acaban las carreras y hacen un ciclo formativo para encontrar un trabajo. En Can Marines hemos comenzado el grado medio de Navegación y Pesca del Litoral y estamos muy contentos porque la familia marítimo pesquera era una necesidad. También empiezan dos ciclos formativos de grado medio dual. Uno de jardinería y otro de floristería en Can Marines y otro de Cocina y Gastronomía en Isidor Macabich. Una parte del curso se hace en el centro y otro en las empresas donde tienen un contrato. Hay un compromiso de una serie de empresas. Estudias y trabajas a la vez. No ha tenido mucha demanda pero siempre hay gente que se matricula a última hora.