En el año 1880 se imprimió en la ciudad de Madrid, concretamente en la imprenta de la Cámara de Su Majestad. Isabel II un libro escrito por los ingenieros del Cuerpo de Minas Luis Mariano Vidal y Eugenio Molina titulado Ibiza y Formentera.

El barcelonés Luis Mariano Vidal Carreras (Barcelona, 1842 - Barcelona, 1922) fue un poco de todo, paleontólogo, arqueólogo, pero sobre todo geólogo e ingeniero de minas de gran prestigio. De hecho acabó siendo entre 1908 y 1910 director del Instituto Geológico y Minero de España, situado en la ciudad de Madrid.

El tesón de este ingeniero fue clave para impulsar a finales del siglo XIX el Mapa Geológico de España, una de las grandes obras de la época gracias a la laboriosidad y ciencia de un grupo de grandes geólogos que coincidieron en un breve período histórico como Casiano del Prado, José Macpherson, Juan Vilanova y Piera y otros. El caso es que Luis Mariano Vidal nació en el seno de una familia burguesa catalana muy católica y culta y su padre era el abogado de la Audiencia de Barcelona. Quería ser el chico ingeniero de minas y para eso tuvo que irse a estudiar a Madrid donde entonces estaba la única escuela de esa especialidad. Terminada la carrera entró en el Cuerpo de Ingeniero de Minas del Estado en el año 1866 y apenas ocho años después, en 1873, Luis Mariano ya está trabajando de hoz y coz en la Comisión del Mapa Geológico de España.

Su periplo ibicenco

El caso es que no tenemos muchos detalles de su viaje por Ibiza salvo que en el año 1880 pululaba por la mayor de las Pitiusas y que como era muy aficionado a la arqueología estuvo viendo y tal vez excavando algunas cuevas ebusitanas sin que sepamos que destrozos pudo hacer y que piezas púnicas encontró y se llevó debido a que por aquel entonces las excavaciones eran sumamente chapuceras.

En Ibiza, Luis Mariano Vidal coincidió con el ingeniero de minas granadino Eugenio Molina que estaba intentando reflotar las salinas de Ibiza después de que fueran privatizadas por el Estado español dejándolas en completa ruina. De hecho se sabe que Molina amplió y modernizo los estanques y el complejo gracias a una fuerte inversión y las salinas volvieron a ser una buena fuente de ingresos y de trabajo para la isla.

Finalmente, ambos ingenieros se ve que debieron hacer buenas migas porque en 1880 publicaron a la limón Ibiza y Formentera, un librito de apenas 51 páginas del que aún se conserva un ejemplar en la sede de la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, y otro en el Instituto Geológico y Minero de España, también en la capital de España.

El libro de Vidal y Molina

En este mismo libro se recogen las opiniones de los sabios que han investigado las Pitiusas, una descripción geográfica tanto de la isla de Ibiza como la de la vecina Formentera y los numerosos islotes del área como Es Vedrà. Precisamente a este emblema ibicenco lo definen como «un peñasco que se destaca a manera de centinela avanzado, siendo el punto del territorio balear más próximo al continente».

Por su parte en Ibiza y Formentera, Luis Mariano Vidal y Eugenio Molina se refieren a la menor de las Pitiusas como una isla «que tiene una topografía y constitución mineral sencilla». Mientras, una de las cosas que alaban de Ibiza, en relación a Mallorca, son las muchas fuentes que tenemos o teníamos por aquel entonces, allá por el año 1880.

Incluso, estos dos geólogos repasan temáticamente toda la topografía pitiusa: lagos, río, valles, dunas, cuevas, etcétera, para entrar luego en una farrogosa descripción técnica de la geología isleña, analizando con detalle la estructura del terreno, materiales como la caliza, la piedra conocida como el marés o el carbón. Finalmente, el libro termina con un vistoso mapa que reproducimos en la primera página de este artículo.