José María Peláez, inspector de Hacienda desde 1984, fundador de la Asociación Profesional de Inspectores de Hacienda, es uno de los mayores expertos españoles en fraude fiscal y blanqueo de capitales. Esta semana participó en Palma en la foro organizado por Horrach Abogados sobre delito fiscal y blanqueo. Sostiene que falta voluntad para poner coto a los paraísos fiscales y visión para poder luchar contra el fraude fiscal, sobre todo contra el grande.

¿Hay más fraude en España que en los países de nuestro entorno?

—Siempre que se habla de fraude estamos hablando de datos ocultos. No hay estudios precisos, pero todos los que hay sobre economía sumergida dicen que en España es el doble que en nuestro entorno. Sí que es un porcentaje significativo, lo que siempre nos lleva a intensificar esa lucha y a los inspectores a hacer una serie de propuestas.

¿Es porque somos menos cumplidores o porque se nos vigila peor?

—Yo creo que influyen las dos cosas. Influye la conciencia social. Hay quien señala que los países del arco mediterráneo tienen más tendencia a buscar la trampa y la comparan con países nórdicos en los que a nadie se le ocurre, primero defraudar y luego presumir, que es algo que aquí somos muy dados: ‘Me he ahorrado tanto de IVA’. El Estado tiene que poner los medios para que esa conciencia se corrija. Los inspectores fiscales llevamos muchos años diciendo que ni los medios materiales ni las facultades legales que tenemos son suficientes. Tenemos un funcionario por cada 1.700 habitantes, en Francia o Italia hay uno por cada 800. La plantilla de la Agencia Tributaria está infradotada en medios humanos. Hemos perdido 4.000 funcionarios durante la crisis. Es una situación alarmante. La Agencia Tributaria está al límite.

Pues el Gobierno cada año anuncia que ha aumentado el fraude descubierto

—Pongo en duda esas estadísticas. Si cada año se anuncian descensos espectaculares, año a año, hay que ponerlo en tela de juicio.

¿Responde a la realidad la sensación de que cuanto más dinero se tiene, menos impuestos se pagan?

—Sí. Quizá un defecto de la Agencia Tributaria, que se traduce en la actuación real, es que tenemos una de las mejores bases de datos del mundo. Esa eficacia hace que cualquier despiste, cualquier error en lo que llamamos rentas controladas salte. Trabajadores por cuenta ajena, empleadas de hogar dadas de alta... Tenemos información de todos los consumos de luz y electricidad de todos los pisos, por ejemplo, que es un dato que se utiliza para detectar alquileres. Ahí no se nos escapa ni un euro. Si nos vamos al gran fraude es la noche y el día. Saben nuestros defectos y son investigaciones que exigen mucho trabajo de control. Si no hay casi medios humanos y lo mezclamos con que las autoridades quieren más eficacia, pero sólo en número de comprobaciones, en lo que se traduce en que terminamos haciendo inspecciones en moto, o express. Dentro de esos fraudes tienes que atacar sobre todo los instrumentos: bancos, profesionales, paraísos fiscales. Todo eso exige demasiado capital humano. ¿Dónde está el remedio? En que haya criterios políticos a largo plazo.

¿Cómo valora la sentencia sobre la ‘amnistía fiscal’?

—La sentencia incluye que no hay necesidad de usar el fraude fiscal para obtener ingresos y es algo que nos vacuna durante años de que se le ocurra a otro gobierno hacer lo mismo. Hay otro elemento que viene motivado por lo que ocurrió después. Se hicieron interpretaciones que llevaron a que se pagara, de media, sólo un tres por ciento. La recaudación fue de 1.145 millones, la mitad de lo que se preveía. El Constitucional habla del 10 y el 10 no lo ha pagado nadie. Se puso en bandeja de plata a corruptos y delincuentes de todo tipo que pudieran blanquear dinero. Se le dijo al defraudador: «Se te va a dejar tranquilo».

¿Han detectado actividades de blanqueo en torno al aumento de operaciones inmobiliarias?

—Tiene que haber un indicio o sospecha de que hay una actividad delictiva para que pueda haber blanqueo y sí que se vigila que no se utilicen para blanquear dinero a través de los protocolos.

¿Se sigue usando el billete 500 o las monedas virtuales?

—Lo tradicional eran los billetes de 500. No era normal que en España circulara una cuarta parte de los que había en Europa. Lo que pasa es que las nuevas tecnologías las utiliza el que quiere defraudar o blanquear.

DNI

● Inspector de Hacienda desde el año 1984.
● Ha intervenido en el Parlamento Europeo en la comisión de investigación sobre los ‘Papeles de Panamá’.
● Es autor de una docena de libros, entre ellos ‘¿Cómo afrontar una inspección tributaria?’.