Disfrutar de una agradable jornada de convivencia en el mar, aprender algunos de los rudimentos básicos de la navegación a vela y experimentar las notorias diferencias entre hacerlo en una embarcación a vela o a motor, son algunas de las muchas e interesantes cosas que ayer aprendieron los chicos, los familiares y los voluntarios de la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Eivissa y Formentera (Apneef), con motivo de la celebración de la actividad ‘Navegando con Apneef’, una iniciativa que se enmarca dentro del programa de convivencias familiares y tiempo de ocio que se impulsa desde la propia entidad.

Así las cosas, un grupo integrado por unas 70 personas entre los que se contaban 16 niños y jóvenes de la asociación, familiares, monitores, voluntarios y tripulantes, se dieron cita ayer a primeras hora de la mañana en el Club Náutico de Ibiza y se echaron a la mar en tres magníficos veleros poniendo proa con rumbo a Formentera, enclave en el que organizaron a su llegada una entrañable jornada de convivencia familiar, que se completó, posteriormente, con la degustación de una gran paella de confraternización en el restaurante Bahía y una divertida jornada de juegos y baños en la playa de s’Estany des Peix.

En este sentido, María José Rivero, coordinadora del área de ocio y tiempo libre de Apneef, explicó que «se trata de la novena edición de esta propuesta de convivencia familiar que realizamos con salida en los barcos. Es una iniciativa que comenzamos a desarrollar gracias a la familia de Carlos Tur, socio del Club Náutico de Ibiza y abuelo de uno de los niños de nuestra asociación, que impulsó esta bonita actividad conjunta para que los niños tuvieran la oportunidad de navegar al menos una vez en su vida».

Como coordinadora del área de ocio y tiempo libre de la asociación, María José Rivero destacó, además, que «esta actividad de salir al mar en los veleros es muy importante para los niños porque les permite relacionarse mejor entre ellos e interactuar con su familias en los barcos de otra manera muy distinta a como lo hacen normalmente cada día. Ellos son muy agradecidos con cualquier cosa y todo esto les hace mucha ilusión. Sólo con verles las caras de felicidad cuando vamos navegando hacia Formentera es algo que nos resulta ya muy gratificante a todas las personas que les acompañamos en este día tan especial para ellos».

Miguel Ángel Quiles Torres, de 11 años de edad, se mostraba en el punto de partida deseoso de comenzar a experimentar su particular aventura en el mar. Así, Miguel Ángel relató que «es la primera vez en mi vida que me voy a montar en un barco velero como éste. Me gustaría mucho que me dejaran llevarlo durante un rato para poder aprender un poco cómo se navega con un velero. Quiero que me enseñen y me expliquen cómo se realizan las maniobras y qué es lo que hay que hacer con las velas para ponerlas bien y poder aprovechar el viento. Éste es un día en el que espero pasármelo muy bien».