La semana que hoy despedimos comenzó con excelentes noticias para los intereses de la isla y con dos ejemplos de lucha colectiva, en este caso femenina. Por un lado, el histórico ascenso del HC Puig d’en Valls, más conocido como Puchi, a la División de Honor del balonmano femenino nacional, es un hito que no hace sino confirmar la incansable labor de nuestros técnicos y la calidad que atesora la cantera ibicenca de un deporte que cuenta con un gran tejido social en la isla. Su éxito es el de todos y, aunque no será sencillo mantener la categoría el próximo ejercicio, la afición insular sabrá estar a la altura para arropar a nuestras campeonas.

Otro tipo de guerreras, enfundadas en guantes de licra y con escobas y mopas como herramientas de trabajo, han dado en las últimas semanas una auténtica lección de honradez y dignidad luchando juntas por reivindicar sus derechos. Les hablo de las trabajadoras de la limpieza del aeropuerto de Ibiza, la puerta de entrada a un paraíso llamado Ibiza que, lamentablemente, se está aficionando a tender una alfombra roja para los más acaudalados pero ningunea a la clase trabajadora que la sustenta su estructura y sin la cual se desvanece en la más absoluta miseria.

He de confesarles que hablando con algunas de estas heroínas no podía reprimir la emoción. Dos frases en concreto, pronunciadas por una madre y su hija, ambas trabajadoras de AENA, explican a las claras la humildad de un colectivo que ha comprendido que luchar codo con codo, sin fisuras, es la única manera de defender los derechos ganados durante décadas. «Las 15 empezamos juntas la huelga y las 15 volvemos al trabajo para limpiar el aeropuerto». Sin importar turnos o vacaciones, la plantilla al completo regresó al trabajo tras desconvocar la huelga por respeto a los pasajeros y trabajadores de la terminal, que no tienen culpa de los abusos que se comenten desde arriba. La otra frase, si cabe más conmovedora y clarificadora, y dirigida a los periodistas, lleva la firma de Antonia Jiménez, la trabajadora más veterana (63 años) de la plantilla: «Gracias por darnos vuestro apoyo. En cuanto cobremos volved y os invitamos a un café». Y recuerden, cobran apenas 850 euros al mes y se les adeuda cuatro nóminas. Todo esto nos debería hacer recapacitar. ¿Vamos en la ‘buena dirección’, como algunos nos quieren vender? Yo creo que no.