La actual coordinadora del servicio de Urgencias del hospital Can Misses, María Ángeles Leciñena, es una de las médicos veteranas del servicio. Aragonesa de nacimiento, lleva en Ibiza desde los años 80; «llevo más de la mitad de mi vida aquí, soy más de Ibiza que de Zaragoza», confiesa. En esta entrevista habla de la situación del servicio.

—¿Tiene los refuerzos de verano?
—Sí y no. Tengo personal con contrato que se ha ido gracias a la normativa del Ibsalut que permite que sin acabar los contratos se vayan para quedarse en la propia área de salud. Renuncian a su contrato de un año y se van a atención primaria, a UHD o al 061. Con los cuatro refuerzos que tenemos he conseguido que la plantilla no disminuya con respecto a la que hemos tenido en invierno.

—¿Por qué se van?
—No tenemos la especialidad de urgencias y los compañeros que trabajan aquí son médicos de familia y/o internistas. En la mayoría de los casos utilizan a Urgencias como un servicio transitorio hasta conseguir una plaza para su especialidad. He hablado esto con la Gerencia y todo viene con las bolsas únicas de contratación. Pueden hacerlo y la gente prefiere trabajar en un nivel asistencial de su especialidad, tienen menos presión, no hay que hacer guardias nocturnas ni de 24 horas. También nos afecta a este servicio los permisos de maternidad y paternidad. Somos una de las plantillas con más gente pero también hay que cubrir estas bajas y ser suficientes en las guardias para atender la demanda que tenemos.

—Es decir, que tiene una plantilla muy inestable.
—Sí es inestable y, además, para cubrir una plaza de urgencias tienes que buscar a gente de fuera y eso con el problema de alojamiento y la carestía de la vida. No tenemos el problema del idioma pero la gente lo tiene en cuenta. En enfermería no pasa, no pueden renunciar al contrato para quedarse en la propia Área porque se les penaliza.

—¿Influye también la presión asistencial en verano?
—Claro. Si no cuentas con los recursos, sube la presión asistencial. Urgencias no es como otros servicios, aquí las guardias son de 24 horas porque la demanda asistencial no para. Quizás deberíamos de tener un horario diferente a tener guardias de 24 horas pero eso no es una decisión unilateral. También es verdad que la nómina de los médicos está muy condicionada por las guardias y si dejas de hacerlas, cae en picado la nómina.

—¿A qué atribuye a que Urgencias acumule más del 50% de las reclamaciones del hospital?
—Cualquier disfunción del sistema repercute en Urgencias. Por ejemplo, no hay camas en el hospital, los pacientes se quedan aquí y ponen la reclamación en Urgencias. Aguantamos toda la presión de todo lo que no va bien en el hospital ni en los centros de salud, más la de nuestro servicio. Si en Primaria tienen pocos recursos y dan citas en dos semanas, la gente si se cansa se viene a urgencias. Si están pendientes de que le operen de vesícula y tienen cólicos biliares, vienen aquí. El 90% de las reclamaciones que tenemos es por espera. Algunas están justificadas, porque no tenemos recursos humanos o sitio suficiente. También hay gente que confunde la prisa por la urgencia. No es lo mismo un niño con mocos que esté con mucha fiebre o vomitando, que sí son una prioridad.

—Pero con este argumento echa balones fuera.
—No echo balones fuera. Hay gente con reclamaciones adecuadas, los tiempos de espera que tenemos han de ser como máximo de cuatro horas. Cuando puedo tomar medidas o crear un circuito diferente lo hago y sino pido disculpas. No soy responsable de que se vaya gente.

—¿Y eso no pasó el verano pasado?
—No porque no teníamos esta normativa. Pese a ello vamos a contar con más médicos que el verano anterior. Estaremos cuatro médicos y cuando se pueda hasta cinco; el verano pasado había tres. No sólo esto sino que las reclamaciones de tiempo de espera son más en fines de semana y festivos porque hay menos personal trabajando. Pedimos a Gerencia que igual que hay un trato diferente para paliar las listas de espera de consulta y quirúrgicas en las horas extras.

—¿Pagarán peonadas?
—Sí, los fines de semana y sólo en verano para paliar esta lista de espera que vamos a tener. Desde Gerencia lo han aceptado y nos están apoyando.

—¿Cómo influye la saturación en momentos puntuales como festivos cuando sólo hay un pediatra para todas las Urgencias?
—Entre semana también tenemos niños. Hay niños que tienen más visitas a Urgencias que años. Hay que saber que en los centros de salud si no te dan cita el mismo día siempre ven a los niños y a los adultos. Tendrán que esperar pero los atienden. Las urgencias en primaria se ven a cualquier hora.

—¿Qué falla entonces?
—El hospital es atractivo por los recursos materiales y humanos. Los niños que vienen remitidos por su pediatra son atendidos por el especialista del hospital. A veces tengo reclamaciones de por qué esperan tanto los niños. Los que están bien corretean por la sala, son los padres los que tienen prisa. En las consultas de pediatría no siempre hay pediatras pero los médicos del servicio estamos entrenados para ver urgencias de todas las especialidades, incluidas las de niños. Si necesitamos el apoyo del pediatra, como otro especialista, hay médicos de guardia.

—Pero tienen una sala de pediatría en Urgencias sin personal.
—Desde que asumí este cargo pedí que hubiera una enfermera en la sala. Me consta que la Gerencia está a favor y parece que es la Dirección de Enfermería las que más ha cuestionado la necesidad. No puede ser que la observación la hagan los propios padres, me parece fundamental una enfermera de presencia física en la sala de pediatría. Pedí apoyo de la Gerencia para que no se desviaran recursos humanos a otros servicios y una enfermera en pediatría.

—Y se desvía personal y no hay enfermera.
—He sido gerente y entiendo que las cosas tardan pero creo que he tenido bastante paciencia. Gestionar un servicio no quiere decir que tengas todos los medios que quieres pero algunas cosas se pueden dar. No entiendo que no la tengamos. La anterior vez que estuve de jefa de servicio pedí al gerente que me cesara porque no sirvo para ser decorativa. Confío en esta Gerencia y espero que se resuelva en breve. No quiero empezar el 1 de julio sin una enfermera en pediatría.

—Hablando de enfermeras, presentaron un proyecto para redecorar la sala de pediatría y habilitar un espacio para los acompañantes. ¿Falta humanización en el servicio?
—A todos los niveles falta humanización. Urgencias es donde menos intimidad tiene el paciente. Queremos que no haya pacientes en el pasillo, porque hay que tratar de guardar su intimidad. Mientras Urgencias seamos la disfunción del sistema hay cosas que no va a depender de nosotros. No me parece adecuado que un paciente en Urgencias no suba a la planta porque se priorizan primero ingresos de consultas o que por la noche tampoco lo hagan para no molestar al compañero de cama o no se ingrese por si se agita. El paciente ingresado en Urgencias tiene derecho a estar en una habitación. Hay cosas que tenemos que priorizar. Hay respuestas de interconsultas del área médica para hacer los ingresos de pacientes que tardan ocho horas y eso hace que haya enfermos esperando en Urgencias que podrían estar en una habitación más intimidad. No podemos dar conciertos como se dan en otros sitios. Hay muchas cosas que mejorar pero para hacerlo tenemos que medir y tener apoyo de informática. Hay que hacer unos circuitos del diseño del servicio, tal y como está diseñado se necesita más personal por las distancias. He pedido también asesoría técnica para redistribuir el espacio físico que tenemos porque hay muchas salas de la concesionaria que se pueden poner en otros sitios y disponer de una zona para traer el aparato de rayos.

—-¿Por qué el aparato de rayos?
—Mi objetivo de gestión es quitar tiempos muertos. Hay que adaptarse a las necesidades del paciente que es el centro del sistema. En Urgencias vemos al paciente en una sala donde se le hacen la mayoría de las pruebas pero para hacerle una radiografía tengo que tener a un celador, que no da abasto, para traer y llevar pacientes a Rayos. No se hizo el hospital teniendo en cuenta las necesidades. Es más lógico que el bloque quirúrgico, que tenemos al lado, esté frente a UCI y nosotros junto a Rayos, que somos uno de los servicios que más lo utiliza. Una de las cosas importantes es, además, el celador de acceso.

—¿En qué consiste el celador de acceso?
—Es fundamental cuando alguien viene en su vehículo para ayudar a salir al paciente, avisa de la llegada de familiares cuando hay pacientes que están dentro del área de urgencias y de control porque aquí entraba todo el mundo. Hay un espacio abierto por el que todo el mundo pasa y, a veces, es como Vara de Rey; eso va en contra de la intimidad del paciente. No tiene porqué ser un lugar caótico. Hay gente que va a consultas por Urgencias. Entiendo el problema del aparcamiento, yo no estoy de acuerdo, pero hay gente que aparca en las piscinas y le es mucho más cómoda entrar por Urgencias.

—¿Y las camas en los pasillos?
—Este invierno tuvimos menos gente porque reorganizamos los recursos humanos. Todos los días que se puede hay una persona que gestiona las ambulancias. Cuando llega una ambulancia con una urgencia de verdad, no como a veces que se utilizan las ambulancias como taxi, hay un médico y una enfermera que les atienden y piden las pruebas que se necesita con lo que se agiliza el proceso. Estoy intentando crear estos circuitos pero se necesita gente para eliminar tiempos y te encuentras con las manos atadas. Para este verano tendremos más personal que el año pasado pero no el suficiente que nosotros creemos. Vamos a hacer un esfuerzo, intentando hacer más horas extras. También trabajamos con diversos servicios para establecer circuitos con pacientes suyos con patologías que se reagudizan y puedan atenderse de manera más dinámica. Hemos conseguido que las embarazadas que sangran puedan verse directamente por el ginecólogo. Hemos mejorado también el tiempo de respuesta de las muestras que mandamos a Laboratorio.

—El verano está a la vuelta de la esquina. ¿Cómo está el servicio?
—Los datos que disponemos hasta finales de abril es que se han atendido unos 800 pacientes menos que los cuatro primeros meses del año pasado. No es significativo, pero no hemos tenido una incidencia de gripe. En Semana Santa hubo un pico por la afluencia de turismo. El día 15 llegamos a tener 180 pacientes cuando en verano tenemos unos 200. La prueba de fuego no empieza hasta la apertura de discotecas que es este fin de semana. No podemos quejarnos de tener turismo. Tendremos una demanda parecida a la del año pasado.

—¿Han tenido intoxicados por drogas? ¿Harán el registro?
—Hemos tenido algún caso pero a partir de la apertura de las discotecas tendremos más. Hemos puesto en marcha un informe de incidencias en el que empezaremos ya a registrar las intoxicaciones para ver si detectamos alguna sustancia nueva.

—¿Qué día y hora es peor en verano para venir a Urgencias?
—Si pones recursos en todos los turnos no se acumulan los pacientes de los turnos anteriores y si acortamos los tiempos de las pruebas seremos más resolutivos. ¿Qué hora es peor? Todo depende. Cuando hay un partido importante no tenemos gente, pero pasa aquí y en otros sitios.

—¿Hay quejas por el trato?
—Hay algunas quejas pero no son la mayoría. La profesionalidad del personal no se demuestra solo porque sepas mucho sino porque tienes que ser profesional a la hora de entender que un paciente que se encuentra mal y ha esperado más tiempo del razonable pueda perder los nervios. Me gustaría que la gente reivindicara pero con respeto. No tenemos que perder los papeles pero hay gente que es más visceral. Todos los que estamos en Urgencias tenemos que ser profesionales y saber cómo tratar al paciente. Siempre digo que no todo reside en la fuerza física sino en saber resolver una situación de crisis.