Ya sabemos que el sentido de la estética cambia con las épocas y la consideración fantasiosa de sex-symbol va desde la Venus de Willendorf a la de Botticelli; de las musas de Praxíteles hasta las gordas orondas de Rubens; de las afiladas cubistas entregadas a Picasso a las ondulantes admiradoras de Modigliani… Pero hay un sentido armonioso que perdura como las proporciones áureas. La mujer siempre manda y prevalece –indudablemente es la suprema obra de la Creación—y para ella se inventó la moda Ad Lib, con su estilo romántico, sexy, fresco, sencillo y siempre elegante dentro del universo afrodisio.

De forma natural la moda de Ibiza saltó imparablemente a las pasarelas más prestigiosas del mundo. Sus grandes embajadores fueron la princesa de cuento y encanto, Smilha Mihailovitch, y ese carismático ibicenco de memoria indiscreta (parecía salido de una novela de Somerset Maugham) llamado Vicente Ribas.

El poeta Antonio Gala fue un pregonero de lujo para el primer desfile, bajo el emblema dionisiaco de la hoja de parra, en el año 1971; y Smilha definió genialmente el estilo Ad Lib con una frase digna del dandy Oscar Wilde: "Viste como quieras, pero sé elegante".

A los desfiles –organizados de manera magistral pero siempre con su punto espontáneo, alejado de baratas sofisticaciones y ridículas cursilerías—acudían la vizcondesa Jacqueline de Rives, Roman Polanski, Omar Shariff (con una baraja de bridge en el bolsillo y un backgammon bajo el brazo), Emmanuelle Seigner, Mariano Tur de Montis, Elmyr de Hory, Marta Moragas, Stephano Córdoba, Marichu Mora, Imaculada de Borbón Dos Sicilias, la espía Aline Romanones…

Fue una época dorada en la que incluso S.M. la Reina marchaba en viaje oficial a Mexico con un traje de la genial diseñadora Dora Herbst.

La moda Ad Lib se difuminó durante un tiempo, pero ahora regresa de nuevo con fuerza, mostrando a las divinas al.lotas que hay una moda más allá de los uniformados jeans o el espantoso grunge. Para mí, una tierna al.lota vestida de AdLib, que pasea descalza por Las Dalias, despliega más allure que cualquier modelo aprisionada en un reservado de Very Indecent People.

Las políticas deberían dar ejemplo y vestir más a menudo de Ad Lib. Estarían más sexys y elegantes y se llegarían a mejores acuerdos para la isla de forma armoniosa. Cuando veo a la vicepresidenta del Consell, Marta Diaz, vestida de Ad Lib, siento una pánica alegría que me hace perder la cabeza durante unos momentos de éxtasis…

Es natural: imaginad que en vez de llevar los serios trajes sastre firmados por algún modisto que detesta a las mujeres, lucieran más a manudo estos vaporosos trajes que las erigen en diosas caprichosas, vírgenes vestales y sacerdotisas a punto de arrancarnos el palpitante corazón. ¡Ganarían cualquier tratado para las Pitiusas!

Porque las mujeres más hermosas del mundo siempre han gustado de de la moda AdLib: Ursula Andress nunca estuvo más sensual (Bond necesitaba al menos tres Martinis para mantener la cabeza fría) que cuando su casa se corría por la arenas de Es Cubells; Romy Schneider prefería los trajes ibicencos antes que los pesados vestidos de Sissi ( igual que la mismísima emperatriz que escapó de la encorsetada corte vienesa rumbo a encontrar a Aquiles, el de los pies ligeros, en la pagana Corfú); Brigitte Bardot, escandalosamente sexy y pícara en la época en que amaba a los hombres antes que a las focas; la violetera Sara Montiel deshojando margaritas ibicencas mientras embelesaba a Gary Cooper y Ernest Hemingway con el vaporoso blanco pitiuso; la gozosa sirena Elle McPherson vestía AdLib, mientras alquilaba la casa de Mimo Ferreti en Cala Conta, y saludaba resignada a las barcazas de turistas que la fotografiaban a instancias de un abominable guía con megáfono; la coqueta Sienna Miller viste AdLib incluso entre las brumas londinenses; y esa deliciosa actriz de origen saharaui, Mariam Bachir, vestida con un traje de la ibicenca Charo Ruiz provocó el escándalo de los tibios en una gala de los Goya. Una gacela del desierto que calentaba el invierno madrileño.

Pero quien ve suciedad en la belleza es un hipócrita perverso sin capacidad para el genio. Mariam Bachir superó a sus colegas con su belleza, gracia y atrevimiento. Nos trajo el recuerdo de las Mil y una Noches conjugadas con el hedonismo pitiuso. Sherezade, Isis, Ishtar, Tanit, María y el irresistible eterno femenino, ondulante, voluble y discordante.

Ad Lib viene del latín Ad Libitum: Hace referencia al placer y al gusto por la libertad. Cuando nace en la Ibiza de los elegantes hippies, la isla estaba considerada mundialmente como el paraíso de la libertad y el vive como quieras sin dar el coñazo.

Es una moda que diviniza a la mujer. Ideal para las calientes veladas de estío, cuando todas las gatas son pardas. Un cocktail de elegancia y sensualidad, que fascina a las mujeres con más allure del planeta. La moda Ad-Lib, como el amor, nunca muere. Renace y se reinventa como la seducción, el querer gustar, amar la vida y el gozo. Carpe Diem y Coito ergo sum acompañan a la moda de las bellezas que están enamoradas de la vida.