La sección segunda de la Audiencia Provincial de Baleares juzga a partir de este martes a cinco hombres acusados de cometer más de 10 robos usando la fuerza con agravante de pertenencia a grupo criminal en locales comerciales de Ibiza.

La Fiscalía pide entre un año y medio y 12 años de prisión para los integrantes de la banda que operó en el verano de 2015 -algunos de ellos son reincidentes- e indemnizaciones de hasta 22.000 euros por los daños ocasionados.

Según el escrito de acusación, los integrantes de la banda aprovechaban las horas en las que estos locales estaban cerrados al público para forzar las cerraduras y llevarse las cajas fuertes de los mismos, método con el que se supone que robaron más de 55.000 euros.

La banda estaba encabezada por uno de los integrantes. Otro de ellos, se encargaba de obtener información sobre los lugares en los que planeaban cometer los robos haciéndose pasar por técnico de telefonía, de modo que podía acceder a los locales y comprobar la ubicación de los sistemas de alarma y cajas fuertes. Los otros tres, se dedicaban a perpetrar los robos y vigilar para no ser descubiertos, según el Ministerio Fiscal.

Para entrar en los locales se valían de instrumentos como una lanza térmica, extractores tipo sacacorchos de cerraduras o inhibidores de frecuencia para desactivar las alarmas.

Entre los establecimientos asaltados se encuentran restaurantes, una ferretería, hoteles, el Hard Rock Café -del que no lograron sustraer la caja fuerte-, y una joyería, del que escaparon sin conseguir robar nada pero ante la presencia policial.

Por otra parte, en septiembre de 2015, se intervino un paquete que el cabecilla de la banda enviaba a Madrid en el que se encontraron un utensilio tipo sacacorchos utilizado para forzar los bombines de las puertas, una llave tipo carraca, una linterna, un inhibidor de frecuencias con su cargado y varios destornilladores, entre otros.

Además, tras efectuar un registro en la vivienda que compartían, se encontraron dos herramientas para atornillar, cables de batería, destornilladores, una llave eléctrica y otros instrumentos utilizados para llevar a cabo los robos, así como 650 euros, según se lee en el escrito de acusación.