El suelo disponible para construir vivienda escasea en algunos municipios de las Islas, caso de Palma, que solo tiene suelo finalista -disponible para construir- para dos años, según datos expuestos ayer en Palma por el director de productos y diversificación de Tinsa, Pedro Soria, en una jornada inmobiliaria organizada por CaixaBank en el CaixaFòrum. En su intervención, no descartó que este período sea aún menor en la capital balear a la vista de la demanda existente y la expansión a través de los barrios que rodean el centro urbano, caso de el Ensanche, el Molinar, el Portitxol y Son Espanyolet.

En el conjunto de Balears, el suelo disponible se agotará en 6,5 años, por debajo de la media de España, que dispone de suelo finalista para 8,5 años. Las Islas cuentan solo con el 0,2 % del total de stock de suelo del conjunto del Estado, con capacidad para 32.056 viviendas potenciales. El municipio de Mallorca que agotará más tarde su suelo, en un plazo superior a diez años, es Felanitx, mientras que en el resto, el período medio es de cinco años, que desde la sociedad de tasación Tinsa consideran «suficiente».

En Menorca no se observan problemas de suelo, donde en términos generales hay disponibilidad para más de 15 años, salvo en Ciutadella y Maó, que se agotará en 5 y 10 años, respectivamente. En cambio, la problemática se acentúa en Ibiza, donde «no existe suelo disponible para el tamaño de la demanda existente». En Vila solo existe suelo para un año y en Santa Eulàlia para dos.

Asimismo, desde Tinsa tienen contabilizadas 5.371 unidades de vivienda nueva vacía (construidas desde 2008) en Balears, lo que supone un 16 % de las viviendas construidas desde ese año. Destaca de nuevo Eivissa, con un escaso nivel de stock del 6 %.

En Mallorca, la tasa se sitúa en el 16,2 %, con grandes disparidades según el municipio. Mientras que en Calvià solo quedan disponibles un 8 % de las viviendas nuevas, en Santa Maria el porcentaje asciende hasta el 20 %. En Palma, la sobreoferta está en el 15,6%.

Soria achacó la oferta de vivienda que no consigue venderse a los precios «excesivamente altos» de algunos núcleos o de zonas «poco atractivas», a lo que hay que añadir la inestabilidad laboral.