El concejal de Cultura, Pep Tur, en las instalaciones municipales del Ayuntamiento de Vila | DANIEL ESPINOSA

Centrado en reactivar la cultura de Ibiza y en llevarla a los rincones más insospechados de la ciudad, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Ibiza Pep Tur, confiesa su debilidad por el Festival de Jazz, un evento que siguió desde sus inicios como aficionado, luego como periodista y ahora como concejal. Sin embargo, también desvela que entre sus ilusiones se encuentra darle al Patronato Municipal de Música el lugar que se merece en «unas instalaciones dignas». Todas ellas, acciones que quedan muy limitadas por la ley de estabilidad presupuestaria que, asegura, es «injusta» y les tiene «atados de pies y manos». Pep Tur solo espera marcharse del cargo «con la cabeza bien alta» y sabiendo que ha hecho «todo lo posible».

—¿Cómo van las cuentas en la concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Ibiza?
—Manejamos las mismas cifras que el año pasado. La cantidad se ha mantenido, pero con la experiencia del año pasado ya sabemos cómo manejar el presupuesto. Yo soy un recién llegado al mundo de la política y el año pasado nos fue bien para conocer los tiempos y el manejo del presupuesto. Este año conozco mejor el funcionamiento de la maquinaria y creo que puede ser mejor.

—¿En qué sentido?, ¿Se refiere al número de partidas o a las cantidades?
—El tema se basa en saber hasta dónde puedes llegar. Al arribar a una administración publica, evidentemente, llegas con la intención de hacerlo todo, luego te das cuenta de que todo no puede ser desgraciadamente. Sabemos la situación en la que viven los ayuntamientos gracias a esa maravillosa ley, y aquí pongo el modo ironía en marcha, de estabilidad presupuestaria que nos tiene atados de pies y manos, no solo en Cultura, sino al propio funcionamiento de la administración a nivel municipal. Creemos que es una ley injusta porque no permite que ayuntamientos que sí que tendrían la capacidad para poder invertir más, como es el caso del de Ibiza, lo hagan y en su lugar estén con las esposas puestas.

—¿Cuáles son las principales acciones que realiza la concejalía de Cultura en lo que a presupuesto se refiere?
—A veces hay acciones que económicamente no tienen demasiada importancia, pero que su impacto sí que la tiene.
Dicho esto, en el primer puesto, a nivel de presupuesto y de todo estaría el Festival de Jazz, una cita importante a la que creo que el año pasado le dimos un empujón fuerte porque la idea es volver a situar el festival en la órbita que creemos que debe de tener dentro de los festivales a nivel nacional. Hay que recordar que el Festival de Jazz de Ibiza se centra en el jazz que se hace en este país. Puede contar con una estrella invitada que puede ser nacional o internacional y ya el año pasado recuperamos la colaboración con el Festival de Getxo por lo que el ganador de este festival, de muchísimo prestigio, viene a tocar a Ibiza.

La Mostra Folklòrica Ciutat d´Eivissa también es un punto importante del calendario. Incluye nuestras tradiciones y reúne siempre mucho público, la organización funciona perfectamente. Además, está el Bloop Festival y luego evidentemente la programación cultural de Can Ventosa, que tendría el segundo lugar en cuanto a presupuesto porque hablamos de obras importantes, teniendo en cuenta que también tenemos la ayuda de los programas Platea y TalentIB, dos herramientas que a los municipios nos va bastante bien para poder programar.

—¿Cuál sería el proyecto más emblemático para usted?
—El Festival de Jazz. Posiblemente es de las cosas que más ilusión me hace como persona. Pero otra de las cosas que más ilusión me hace es el proyecto de la Casa de la Música, el poder tirar adelante unas instalaciones dignas para el Patronato Municipal de Música. Ahora el Patronato coexiste en Can Ventosa con toda su actividad, estamos hablando de casi 300 alumnos, una escuela importante que da gran servicio y calidad y que a mí me parece excelente y no puede seguir en Can Ventosa, se le quedó pequeño hace mucho tiempo. Uno de los proyectos y esfuerzos desde este Ayuntamiento es el conseguir habilitar un edificio para que esa escuela tenga unas instalaciones como tienen que ser y donde se pueda llevar a cabo la enseñanza. Aprovechando y poniendo en marcha un auditorio en condiciones.

—¿Tiene alguna ilusión más en el ámbito cultural de Vila?
—Me encantaría que Ibiza fuera una ciudad referente cultural y trabajamos para que sea así. Siempre se habla de la desestacionalización y cada vez conseguimos que venga más gente fuera de temporada. Siempre está bien ofrecer este punto, pero nuestro principal referente es el ciudadano y de ahí extenderlo al resto de la isla. Sabemos que Ibiza ciudad es el punto neurálgico de la isla y queremos que la programación cultural sea acorde a eso, a esa capitalidad oficiosa. Ya pasa, ya sabemos que es así y la ilusión mía es elevar, ir subiendo cada vez más el nivel dentro de lo que se pueda. De ahí que en Can Ventosa arriesguemos más, traigamos espectáculos algo más fuera de lo habitual, como La Fura dels Baus, y combinarlo con clásico, local, actores jóvenes, etc. Mostrar un abanico amplio.

—¿Cuáles fueron sus objetivos al llegar al área de Cultura?
—Creo que el principal objetivo que tuve cuando llegué al Ayuntamiento de Vila fue el de reactivar la cultura en la ciudad porque pensábamos que realmente venía de una época de parón donde no había nada que se saliera de lo que ya existía o de la propia inercia. En ese sentido, empezamos a colaborar con el Festival Bloop, se hizo el Festival de la Luz que fue una colaboración de diversas concejalías y un proyecto que tuvo muchísima aceptación. Básicamente fue eso, reactivar, volver a poner en marcha la cultura en la ciudad.

—¿Y cómo se ponen en marcha esos objetivos?
—El año pasado sentamos unas bases sobre lo que pensábamos que tenía que ser la política cultural. Reactivar Can Ventosa fue uno de los primeros puntos que trazamos y seguimos en esa línea, pero también, intentar sacar arte a la calle y donde la gente no espere encontrar a la cultura. En ese sentido, hacemos micro conciertos con motivo de fechas como Navidad en diferentes sitios de la ciudad. El cinema a la fresca, que normalmente se hacía en el Baluarte de Sant Pere, el año pasado ya hicimos proyecciones en 6 puntos de la ciudad, dos en la playa. Este año también queremos volver a repetir cambiando los barrios. Lo que pretendemos es que la cultura llegue a todos los rincones posibles de la ciudad, que podamos ir llevándola a sitios donde sea más raro encontrarla.

También tenemos el impedimento de no poder disponer de una sala municipal de exposiciones. Y me vuelvo a remitir a la ley del PP de estabilidad presupuestaria.

—¿Cómo se elabora una programación que intenta gustar a todos los ciudadanos?
—Intentamos rentabilizar en lo posible el presupuesto que tenemos, tratar de hacer una programación lo más variada posible porque creo que ese tiene que ser el objetivo: arriesgar en ciertas cosas y quizá yendo un poco más a lo seguro. Pero tiene que haber cultura para todo tipo de público, no queremos decir que porque una obra de teatro traiga una cara conocida de la tele es menos importante que una obra que venga con referencias muy buenas. En este sentido, creemos que se trata de ampliar el abanico todo lo que podamos y cuando digo teatro, digo música y digo danza o arte.

—En los últimos tiempos han sido varios los artistas de la isla que se han querido pronunciar sobre el carácter controvertido que muestra el MACE al albergar una tienda de moda. ¿Cuál es su opinión?
—Vuelvo a lo de antes, tenemos las manos atadas para hacer según que cosas y pese a los recursos, creo que Iberdrola patrocina grandes exposiciones o colaboramos con la Caixa. En el MACE se buscó una fórmula que lleva dos veranos funcionando y que nos ha permitido tirar para adelante un proyecto ambicioso para el museo. Sé que puede ser controvertido pero también estamos buscando fórmulas. Hay que entender que muchas veces no casa el objetivo que tu pretendes construir a nivel cultural con el presupuesto del que dispones con lo que esa colaboración entre administraciones y entidades privadas yo creo que es positiva y entiendo que pueda generar susceptibilidades.
De todos modos, yo no creo que pierda su esencia el MOMA en Nueva York por su tienda u otros. No es un modelo nuevo, está el Caixaforum de Madrid o de Barcelona donde sus tiendas no pertenecen al museo.

—¿Qué dificultades se ha encontrado al entrar en la concejalía?
—Quizás lo que más me ha sorprendido realmente han sido los tiempos, el tener que pensar a mucho tiempo vista. Un proyecto no es como en el resto de la sociedad, aquí el procedimiento es lo que más me ha impactado y no es siempre lentitud, sino lo farragoso de todo el papeleo, aunque los hagas a toda velocidad.

—¿Y qué le ha sorprendido en positivo?
—El trabajo de muchísimos técnicos y gente de la casa, el nivel de implicación y el trabajo que hacen por la ciudad. Me encantaría que la gente lo supiera. Trabajar con ellos está siendo una experiencia muy buena. Y el estar en la posición de ofrecer cultura o trabajar sobre el patrimonio, también.

—Dicen que se envejece más rápido cuando uno se dedica a la política, ¿es su caso?
—(Risas). Solo llevo un año y medio, si ya se me notase, apaga y vámonos. Es mucho trabajo y estrés, pero en mi caso en muy satisfactorio, no me arrepiento de nada pese a las crisis y a los problemas. Luego inauguras una exposición, o unos conciertos, en los que todo sale bien y piensas que tienes una pequeña parte en todo eso. Ser una parte de eso también da puntos de vida.

—¿Qué no le gustaría dejar sin hacer durante su legislatura como concejal de Cultura i Patrimoni?
—La única aspiración que tengo es la poder irme a casa con la cabeza bien alta, sabiendo que he hecho todo lo que he podido. Esa es mi aspiración y evidentemente habrá gente para la que no lo habré hecho bien, para otros lo habré hecho regular y para otros bien.