Material obsoleto y caducado, falta de servicios, como una biblioteca abierta domingos y festivos o transporte público, averías en los baños y en la calefacción del recinto y, sobre todo, la carencia de profesores ha puesto en pie de guerra a numerosos alumnos de la sede ibicenca de la Universitat de les Illes Balears (UIB).

El representante de los estudiantes de Ibiza y Formentera, Sergio Lleó, denuncia el agravio comparativo que padece la extensión universitaria de Ibiza respecto a la sede de Mallorca, y solicita a los candidatos a rector un programa de cambio para «equiparar» la oferta educativa y los servicios en todo el Archipiélago.

«Denunciamos que tenemos estructuras académicas del siglo XIX y profesores del siglo XX para alumnos del siglo XXI», sintetizó ayer Lleó acerca de las carencias que «por la doble insularidad perjudican a Ibiza respecto a Palma».
Lleó ha recogido las quejas de sus compañeros y ayer quiso trasladarlas a los medios de comunicación para exigir «equidad» a la UIB. «Me han comentado estudiantes de informática que en Palma tienen ordenadores Apple Macintosh y los nuestros son los de gama más baja del mercado», criticó.

Algo similar sucede en la carrera de enfermería según el representante de los estudiantes, escogido por sus compañeros el pasado 15 de diciembre. «En Palma hacen disecciones con ratones y con ranas. Es una carrera muy práctica y aquí no les dan ese tipo de soporte. En derecho no nos pueden hacer memorizar artículos que quedan derogados en dos años, como pasó en 2016. Necesitamos un sistema educativo más práctico y en el caso de derecho una sala de juicios para hacer cosas más tangibles», explica.

Lleó asegura que el laboratorio de enfermería «ni siquiera se usa»; tiene un muñeco «que no funciona» y material como gasas estériles «que están caducadas». Un grupo de periodistas comprobó ayer que al menos tres productos –bicarbonato sódico, vendas de yeso y cánulas respiratorias– habían caducado hacía meses e incluso años.

«Hay falta de material, falta de espacio y falta de calidad», subrayó Lleó, quien también criticó que más de la mitad de las clases se impartan por videoconferencia «y en mallorquín». «Aquí vienen estudiantes de distintas comunidades autónomas porque las notas de corte eran más bajas y hay asignaturas que se imparten no ya en catalán, sino en mallorquín, que a mí como ibicenco me cuesta entenderlo. ¿Por qué imponen a estos estudiantes el catalán si luego van a irse a trabajar al País Vasco o a Asturias?», se pregunta el portavoz de este colectivo.

Un grupo de alumnas de magisterio, que prefirieron permanecer en el anonimato, criticaron que el hecho de que este curso se hayan adelantado un mes los exámenes del primer cuatrimestre les ha perjudicado enormemente. Aseguran que el año pasado comenzaban el 9 de febrero y que este año han empezado justo después de las Navidades. Han tenido menos tiempo para estudiar y además el calendario de exámenes les ha coincidido con el plazo de entrega de varios trabajos. «No damos abasto», lamentan.

Los estudiantes ayer consultados también expusieron otra serie de quejas, como la falta de iluminación en el acceso desde el aparcamiento del Reina Sofía; el empleo de juguetes y de batas desechables en los laboratorios de física y química; o también, como les sucedió ayer mismo, que a mitad de un examen ingresen al aula otro grupo de alumnos, también para examinarse, lo que provoca «interrupciones y distracciones». Lo achacan a la falta de personal y de recursos en la sede pitiusa. «Ahora mismo no tenemos calefacción, no hay plazas suficientes de parquin y no llega transporte público, solo para los de la UOM [Universitat Oberta per Majors]», concluyeron.