Las obras de peatonalización del centro de Ibiza y el obligado traslado del árbol de Navidad y las casetas de feria al Bulevar Abel Matutes están amargando las fiestas a los comercios y restaurantes de Vara de Rey y la plaza del Parque. Muchos negocios se han visto obligados a cerrar durante más tiempo del deseado y otros muchos manifiestan pérdidas de hasta el 70% por la falta de clientes.

«Notamos muchísima gente menos. Los que vienen es porque conocen la tienda, pero se ha notado mucho el bajón. Estamos perdiendo demasiado; hacíamos el doble de lo que estamos haciendo ahora», lamenta una de las dependientas de ‘Yonkie Corner’, en Vara de Rey, quien añade que para esta campaña han prescindido de una trabajadora por la falta de actividad.

La zona «está súper triste». Este es el sentir general de los comerciantes. El ambiente navideño de otros años ha dado paso a las zanjas, las verjas y las excavadoras. La mayoría mantiene la esperanza de que una vez finalizada, la peatonalización del centro será beneficiosa para sus negocios. Pero por el momento, insisten, las obras les están «amargando» la Navidad.

«Luego quedará genial, pero este invierno tenemos que poner muchos descuentos y está siendo duro», asegura la encargada de una boutique de moda situada en la calle del Compte de Rosselló. Mientras limpia el escaparate, confiesa que «probablemente» hayan perdido «la mitad de las ventas del año pasado» y lamenta que no hay «nada de ambiente navideño».

En la tienda de calzados contigua uno de sus empleados retira un montón de hojas secas que se acumulan en la acera. «No sé qué pasa pero este año ya ni vienen los barrenderos a recoger. La zona está triste, sin el árbol y los puestos, y nos está salvando que tenemos clientela fija», explica el joven, que no obstante apoya sin fisuras el macroproyecto del Ayuntamiento de Vila: «Lo bueno es que la peatonalización nos va a venir muy bien, habrá mucho más movimiento, no habrá coches y será mucho más bonito».

La zona más castigada es la plaza del Parque, donde establecimientos como Natura se elevan sobre el barro como un barco a flote y donde el esqueleto de una alcantarilla sirve como único punto de apoyo para acceder a él.

Los negocios que están a la espalda de la plaza, los del lado sombrío de Vara de Rey, abren «por abrir». Joan, de Can Morenu, admite que «es un coñazo» llegar hasta su tienda. Reconoce que sus ventas han descendido «a la mitad» y que las Navidades están resultando «un desastre». Califica de «limosna» el descuento del 50% en la tasa de basuras que les ha concedido el Ayuntamiento, que para él suponen unos «60 euros, que no solucionan nada», y considera que la reforma debería haberse «estructurado mejor» para reducir el impacto y las molestias. El responsable de esta tienda de caza, pesca y artesanía, abierta desde 1920, lamenta que por primera vez se verá obligado a cerrar «más de un mes seguido», pero confía en que la peatonalización «hará más interesante la zona comercialmente».

A solo unos metros, la encargada de una conocida franquicia de pastelería y desayunos asegura que han dejando de ingresar «mucho más de la mitad» por las obras y la falta de ambiente navideño.

El cambio de ubicación tampoco ha gustado a los feriantes ni a los artesanos. Lamentan que como el Bulevar Abel Matutes «ni es zona comercial ni lugar de paso», apenas tienen actividad. El responsable del puesto de ‘pa, vi y companatge’ señala que está trabajando «a un 30% de la actividad habitual en Navidad». Afirma que el día que llueve pierde esa jornada de trabajo porque «no hay donde refugiarse», al contrario que en Vara de Rey, y denuncia que la carpa de los artesanos apenas ha gozado de asistencia de público. «Ya han desmontado los puestos, han estado durante los días de lluvia pero no querían ni venir», explica la propietaria de la única atracción para niños.

En uno de los dos únicos puestos de feria que había ayer abiertos por la mañana sostienen que en el bulevar «no hay nada que atraiga a la gente para venir aquí expresamente». «No nos ha venido bien el cambio, para nada, estamos en menos de la mitad del negocio que había en Vara de Rey. Unas 10 familias dependemos de esto y lucharemos por volver allí», concluye su titular.