Hay pruebas evidentes y bien documentadas de que Colón fue protegido y ayudado por notables judíos conversos desde el primer momento que llegó a Castilla, a finales de 1484 y procedente de Portugal. Gracias al converso Gabriel Santàngel, 'escribano de ración' en la corte de Fernando el Católico, y también a Gabriel Sánchis, tesorero de la Corona de Aragón, que adelantaron dinero e hicieron un préstamo personal a Colón, pudo realizarse el primer viaje. Y conste que no es cierto que la reina Isabel empeñara sus joyas, puesto que ya lo estaban en Valencia por los gastos ocasionados por la guerra de Baza.

La historia oficial apuesta por un Colón católico, y el mismo fray Bartolomé de las Casas relata que en el tercer viaje (1498) Colón puso el nombre de Trinidad a la gran isla que cierra en golfo de Paria en Venezuela, explicando que era muy devoto de la Santísima Trinidad. Sin embargo, lo que vio Colón al llegar a la citada isla fue una montaña de tres picos que le recordó a otra que tiene el mismo nombre al sur de Córcega, en el estrecho de Bonifacio. Simplemente, se trata de un traslado de nombre.

La gran prueba de que Colón era criptojudío es que en cartas a su hijo Diego, a partir de 1504 y conservadas en el Archivo General de Indias de Sevilla, en la parte superior izquierda aparece una rúbrica que son los caracteres Bet y Hai del alfabeto hebreo y que son la abreviatura de Baruch Haschem, (Alabado sea el Señor), escritos de derecha a izquierda al modo semítico. El estudio de dicha rúbrica lo debemos principalmente a Maurice David, a Simón Wiesenthal y a la Policía Científica de España que elaboró un informe de las cartas citadas que yo había solicitado; y yo mismo presenté al Instituto de Manuscritos Hebreos Microfilmados de la Universidad Givat Ram de Jerusalén. Al mostrarles las cartas de Colón a su hijo Diego, sin dudar ni un momento, dijeron los expertos que se trataba de los caracteres Bet y Hai.

Por otra parte, el filólogo alemán Fritz Streicher, estudioso de los escritos de Colón, señaló que la rúbrica está redactada por la misma mano que escribió las cartas. La conclusión es que Colón saludaba a su hijo Digo en hebreo, lo que viene a demostrar que era criptojudío.

Otra cuestión muy importante es que «el apellido Colom no era el auténtico del gran navegante», explicó el profesor Abraham Haim en una conferencia dictada en el Institut d'Estudis Catalans, en marzo de 2009. Así que no habrá más remedio que seguir la pista aportada por Antoni Soler i Parellada sobre la familia judía Yonah de Mora d'Ebre, cristianizada como Colom al trasladarse a Tarragona (Butlletí del Centre d'Estudis Colombins, n. 47, marzo 2009, p. 5).

Por añadidura, el periodista y escritor Pere Bonnín, en su columna En Tòfol Colom (Última Hora/Mallorca, 26 abril 2009, p. 35) escribió que «los judíos solían adoptar un nombre bíblico, que iban traduciendo o adaptando a los idiomas de acogida, así que el Yonah o Jonás bíblico significa palomo y se convierte en un apellido judío o judeoconverso muy difundido: Colom en catalán».