Por lo menos una docena de calles en ciudades y pueblos de toda España llevan el nombre del prestigioso general ibicenco Joaquín Vara de Rey.

Sin embargo, tal vez junto con el paseo ibicenco de Vara de Rey, corazón de la urbe de Vila y tal vez de la isla, las dos calles más importantes que en nuestro país lucen el nombre del héroe del Caney — nacido en Eivissa en 1881 y capaz de contener con solo 500 hombres nada menos que a todos los soldados que formaban parte de la V División Norteamericana durante la guerra de Cuba — son las de Logroño y la de la capital de España, Madrid.

Logroño

La de la capital riojana es bastante larga, pasa junto a la estación de autobuses y está atestada de comercios. De entre todos ellos destaca fundamentalmente por su gracia la carnicería Rossana que se precia de hacer, por 10 euros, «el mejor salchichón y chorizo del mundo». Además, un rincón de esta popular arteria logroñesa dedicada al general balear es el pintoresco Pasaje Comercial Santa Teresita. En él, bajo el plafón que anuncia a la santa se aprecia una tienda antañona de fajas y lencería, y una advertencia colgada de la pared en la que se prohibe «jugar con balones, bicis, patines, etc».

Madrid

En el caso de Madrid, no es una calle sino una plaza la dedicada al militar ibicenco. En este caso la plaza Vara de Rey se encuentra en pleno Rastro madrileño, concretamente en la zona donde antaño se situaban estaban los mataderos municipales.

Actualmente es uno de los puntos neurálgicos de este famoso mercadillo matritense que está a tope los domingos de vecinos y turistas buscando gangas que ya desgraciadamente se han perdido con el paso del tiempo. Concretamente en esta plaza madrileña el visitante puede encontrar varios puestos de antigüedades de diversa procedencia que son gestionados fundamentalmente por distintos clanes de etnia gitana y a los que no le gustan las fotos, como las que ilustran en este artículo.

Además, adornan la plaza una tienda de compra-venta de juguetes antiguos que es toda una rareza en Madrid y un bar de los de toda la vida cuya especialidad son las sardinas y en los que cualquier domingo de rastro es imposible entrar un sitio para poder degustarlas por estar siempre hasta la bandera. Eso sí, la gente sale bien profusamente ahumada y feliz de haber catado un par de sardinas con sus raspas. Y es que como dijo el gran dibujante y etnólogo gallego Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao: «Si las sardinas volaran en mucho más se estimarían».

APUNTE

Joaquín Vara de Rey, un héroe ibicenco en la Guerra de Cuba

Joaquín Vara de Rey y Rubio (Ibiza, 1840 - Santiago de Cuba, 1 de julio de 1898) está considerado uno de los grandes héroes de la Guerra de Cuba. Antes, ya había combatido en las rebeliones cantonales de Cartagena y Valencia, en la Tercera Guerra Carlista y en Filipinas, donde permaneció hasta 1890 habiendo sido Capitán General y Gobernador de las Islas Marianas.

En la isla caribeña fue comandante militar de Bayamo, mandó el regimiento que luchó en la batalla de Loma de Gato para acabar con el cabecilla rebelde José Maceo, y combatió en el fortín El Viso sin artillería ni ametralladoras y con sólo 550 hombres contra el 5º Cuerpo de Ejército norteamericano mandado por el general Shafter y formado por tres divisiones y dos brigadas independientes que sumaban unos 18.000 soldados. El general ibicenco aguantó hasta el final del combate, arengando a sus hombres a pesar de sus heridas, hasta que cuando era trasladado por dos camilleros fue atacado a tiros siendo ejecutado en su camilla. En la batalla también murieron dos de sus hijos. Después, Vara de Rey recibió la Cruz Laureada de San Fernando a título póstumo por parte de España mientras que en reconocimiento a su valor el ejército estadounidense le enterró con todos los honores hasta que finalizada la guerra sus restos fueron repatriados a España en 1898.