Rafael Adobas Bayog, con su flauta en Sant Antoni. | Toni Escobar

A sus casi 19 años el flautista Rafael Adobas Bayog (Eivissa, 1997) lleva una carrera meteórica en la música. En 2011 ganó el VII Certamen Nacional de Flauta Andalucía Flauta, en 2012 logró el primer premio del concurso de la Convención de la Asociación de Flautistas de España, en 2013 quedó finalista del Concurso Permanente de Jóvenes Intérpretes de Juventudes Musicales de España, y actualmente, tras formarse en el Conservatori Superior de Música i Dansa d’Eivissa con Joana Moragues, sigue su carrera en Barcelona. En esta ciudad estudia con el prestigioso músico Vicens Prats, flauta solista de la Orquesta de París, y además forma parte de la sección alevín de la Jove Orquestra Nacional de Catalunya y es miembro de la Jove Orquestra Simfònica de Barcelona.

—Lleva una carrera meteórica y además dejó alucinada a toda Eivissa el pasado 31 de julio cuando actuó como solista con la Jove Orquestra Simfònica d’Eivissa. ¿Cómo recuerda aquel día?
—Pues muy bonito porque era un gran reto que afortunadamente salió muy bien. Tocar en casa, delante de tantos amigos y familiares no es fácil y más después de haber pasado un año fuera. Había mucha gente esperando que demostrara lo que había aprendido y afortunadamente todo salió genial.

—Tras estudiar en Eivissa ha pasado su primer año en Barcelona. ¿Qué tal la experiencia?
—Maravillosa. Tengo la suerte de vivir una gran aventura en una ciudad donde hay muchas alternativas culturales y musicales. Algo que está siendo posible gracias al apoyo de mi familia y de mi hermana mayor que ya vivía en la ciudad y me ha ayudado muchísimo.

—Tengo entendido que viene de una familia de músicos.
—(risas) Aficionados. Mi abuelo y mi padre son autodidactas porque tienen muy buen oído. Además, todos los hermanos hemos pasado por el conservatorio de Eivissa. Tuvimos la suerte de que en mi casa se viviera la música en todo momento.

—En Barcelona estudia con Vicens Prats, uno de los mejores en flauta travesera. ¿Cómo le va?
—Fenomenal. Es uno de los mejores del mundo en este campo y que él te de consejos constantes para seguir creciendo como por ejemplo potenciar los pianos o mejorar la posición de los dedos porque los tienes un poco inestables es algo que no se paga con dinero.

—¿Cómo es su día a día allí?
—Pues como el de cualquier otro joven de mi edad lo único que centrado en la música. Voy a clase y tengo mis amigos. Eso sí, cuando se acerca una audición o una prueba entonces si que nos ponemos el modo ‘Terminator’ y vamos a saco.

—¿Es muy difícil sobresalir en el mundo de la flauta travesera?
—La verdad que sí. Es un instrumento relativamente común y lo malo es que dentro de las orquestas sólo necesitan un par de músicos que lo toquen. Por eso, la competencia en ocasiones es muy alta.

—¿Cuál cree entonces que es el secreto para destacar?
—Tener algo diferente a la hora de interpretar una pieza. Este mundo está lleno de gente que hace música y por eso lo importante es darle un toque diferente, el tuyo propio. Lo importante es seguir trabajando día a día para darle ese «algo distinto» que convenza al jurado.

—¿Es de los que le gusta improvisar?
—En ocasiones aunque dentro de un límite. Hay que ser fiel a una partitura pero también me han enseñado que si en un momento dado te lías o te sale algo ligeramente diferente tires para adelante sin complejos.

—¿Tiene algún referente?
—Mis padres sobre todo y aunque nunca he sido de referentes está claro que uno de los mejores es Emmanuel Pahud, solista de la Filarmónica de Berlín. Es impresionante, lo tiene todo grabado y su trayectoria es espectacular.