En torno a las 19.00 horas de ayer los menos optimistas y menos creyentes rumiaban por lo ‘bajini’ que la procesión del Virgen del Carmen por las calles de Vila ya no tiene la repercusión de antaño. Sin embargo una hora después el ambiente que había en la entrada lateral de la iglesia de Sant Elm, con más de un centenar de personas esperando la salida de la imagen para comenzar su procesión por la calle de la Virgen rumbo al puerto, se encargó de echar por tierra esa teoría. Y además, por si quedaba alguna duda, ésta quedó despejada al ver el aspecto que reflejaba una repleta plaza de sa Riba con más de un millar de personas y decenas de embarcaciones esperando pacientemente para acompañar a la patrona de los marineros hacia alta mar.

Algo que volvió a dejar bien claro que estamos ante la procesión que mayor predilección tiene entre los nacidos en Eivissa. No en vano, algunas como Rita Costa, vecina del barrio de la Marina de 82 años «jamás se la ha perdido». «Es la patrona de la gente del mar y en este barrio aquí el que más o el que menos tiene un familiar que ha faenado la mar y por eso la tenemos un enorme respeto», explicó muy seria mientras también lamentaba «que en el barrio cada vez quedemos menos de los de antes». Una idea que también comentaron algunas compañeras de jornada de Rita. Catalina y Margalida, de 78 y 74 años respectivamente y con casa a escasos metros de la iglesia de Sant Elm, se lamentaban en este caso de la «falta de formalidad» de algunos turistas. «Es una auténtica vergüenza como ha cambiado todo, a la Virgen del Carmen hay que tratarla con el respeto que se merece y por mucho calor que haga no se puede venir en bañador, bikini o sin camiseta», comentaron casi a la vez.

Procesión muy rápida

Anécdotas y comentarios al margen la procesión de la Virgen del Carmen discurrió con total normalidad. Como suele ser tradición, en la iglesia de Sant Elm se celebró una solemne misa, oficiada por el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, y amenizada por el Coro Ciutat d’Eivissa que dirige Miguel San Miguel. Posteriormente, a las 20.00 horas y con puntualidad casi británica la imagen de la patrona de los marineros salió del templo bajo los acordes del himno de España y comenzó su recorrido por la calle de la Virgen, mucho mejor decorada que otros años.

El recorrido discurrió a gran velocidad teniéndose incluso que detener la talla en varias ocasiones para esperar a la amplia comitiva y durante el mismo llamaron la atención dos hechos significativos. Por un lado destacó la presencia entre los cuatro costaleros de Eugenio Navarro, un marinero de Málaga que aprovechando su estancia en la isla decidió unirse a la comitiva y portar la imagen marchando descalzo durante todo el recorrido, y por otro la saeta improvisada que le dedicó a la Virgen José Ballesteros.

Una vez terminado el recorrido y superada la siempre complicada prueba que supone bajar las empinadas escaleras que conducen desde la calle de la Virgen hasta la plaza de Sa Riba, la imagen fue recibida por más de un millar de personas. Rápidamente fue embarcada en el Muson Primero, un barco de la Confraria de Pescadors d’Eivissa, y tras hacer lo propio la numerosa nómina de autoridades políticas, sociales y eclesiásticas, partió rumbo a alta mar acompañada de decenas de embarcaciones de distintos tamaños que la seguían para rendirle su particular tributo.

Finalmente, tras la ofrenda floral en el mar, todos ellos regresaron a tierra para disfrutar con una de las grandes novedades de este año, el concierto marinero que ofreció la Banda Simfònica Ciutat d’Eivissa bajo la dirección de Adolfo Villalonga en la misma plaza de sa Riba. Un concierto en el que se pudo escuchar una selección de once temas musicales relacionados con el mar como bandas sonoras, óperas, swings y habaneras.