Imagen de archivo de residuos encontrados en el mar de Eivissa.

El servicio de limpieza del litoral ha recogido una media de 491,33 kilos de residuos del mar cada día durante el mes de junio, siendo los plásticos el material predominante, con casi la mitad de los recogidos, seguidos de la madera (25,5 %) y la vegetación (15,8%), según informó ayer el Govern. En total, entre el 1 al 30 de junio, las 33 barcas de limpieza han recogido 17,73 toneladas de residuos del mar de Balears en junio, cifra que supone un descenso del 17% respecto al mismo mes del año pasado, según informó a través de un comunicado la Conselleria de Medi Ambient.

Las 15 barcas de tipo virot que trabajan en Mallorca han recogido 8.788,63 kilos de residuos, mientras que las ocho embarcaciones de Eivissa y las ocho de Menorca han recogido 3.042,75 y 2.283,02 kilos, respectivamente. En Formentera, las dos embarcaciones que trabajan han reunido 625,60 kilos de basura.

El servicio de limpieza del litoral en Balears es único en el Mediterráneo y conlleva una inversión de un millón de euros anuales para mantener 33 embarcaciones desde el 1 de junio hasta el 30 de septiembre.

El problema de la presencia de plásticos en el mar ha sido una de las inquietudes que el conseller de Medi Ambient, Agricultura i Pesca, Vicenç Vidal, ha planteado al director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Daniel Calleja, durante su viaje a Bruselas esta semana.

La dirección general de Educació Ambiental ya pidió al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español que tratara este asunto en la última reunión de las partes del convenio para la protección del medio marino y la costa del Mediterráneo, que tuvo lugar en Atenas entre los días 9 y 12 de febrero de este año.

Calleja admite que se trata de uno de los mayores problemas de ámbito mundial, y especialmente en el Mediterráneo, donde el hecho de ser un mar cerrado afecta aún más una biodiversidad que es única.

El director europeo comparte el parecer del Govern balear de que hay que tratar la situación con una estrategia unificada de ámbito europeo y global, que puede empezar a tomar forma el próximo año bajo la presidencia de Malta, una isla mediterránea sensible a este hecho.