El pequeño Álex acudió con un transportín a la zona para hacerse cargo del gatito, al que llamó Polo, el mismo nombre del modelo del coche en el que se quedó atrapado. | Toni Escobar

Una turista italiana andaba el sábado por noche cerca del paseo Vara de Rey cuando empezó a escuchar un maullido muy fuerte, que siguió y comprobó que provenía de un coche aparcado en la calle Jaume I (la va por detrás de la plaza del Parque, justo al inicio, donde está ubicado el semáforo).

Esa misma noche, dos personas residentes en esa calle también se dieron cuenta de la existencia del gatito en el motor del coche. Esta turista dejó una nota en el parabrisas del coche solicitando que no encendiera el vehículo, pues al parecer había un gatito dentro. Pasó la noche y llegó la mañana de ayer. El pequeño gato seguía maullando y fue entonces cuando varios vecinos de la zona se empezaron a movilizar.

Primero llamaron a los bomberos, luego al 112, directamente a la Policía Local y, minutos después, directamente a varios concejales del Ayuntamiento de Eivissa. La Policía Local de Eivissa se personó, identificó la matrícula, puso un cepo al coche y se puso en contacto con el propietario del vehículo. Mientras el dueño del vehículo aparecía en el lugar, los vecinos congregados desde hacia más de tres horas en la zona intentaban como podían refrescar el vehículo con agua con tal de evitar la muerte del gato por calor.

Entre el grupo, el pequeño Álex de nueve años ya había acudido con un transportín para quedarse con el gatito rescatado. Minutos después, el señor del coche apareció, lo abrió, levantaron el capó y descubrieron un precioso gato negro con ojos grises que, en lugar de salir huyendo, se quedó quieto, posiblemente buscando refugio y tranquilidad en los brazos de alguien. Y los encontró en el pequeño Álex, con quien emprende, sin duda, una nueva vida con el nombre de Polo, el modelo de coche en el que se quedó atrapado.