Joan Marí en la finca de Can Pep Xico donde imparten uno de sus programas de reinserción social. | Toni Escobar

Joan Marí es el director de Cáritas Diocesana de Eivissa y Formentera desde el año 2007. Una entidad dependiente del obispado y que el año pasado atendió 1.440 personas que padecían algún tipo de necesidad. Ahora quien necesita ayuda es Cáritas. Han empezado la reforma de su sede que cuesta 300.000 euros y tienen pendiente una póliza de crédito de casi 300.000 euros.

—Ante la situación económica que sufren quizás ahora no era el mejor momento para reformar la sede...

—Ya no se podía aguantar más, se había convertido en un tema de seguridad de las personas que atendemos y que trabajamos en el edificio.

—¿Tan grave era la situación?

—Si no poníamos remedio podría llegar a serlo. El edificio tenía unas instalaciones obsoletas, el sistema eléctrico era peligroso y las demás instalaciones también estaban muy envejecidas. El techo estaba deteriorado por la humedades, teníamos goteras e incluso había trozos que se caía y, en cuanto a la distribución, habíamos ido dando respuestas a las necesidades sin un orden previo. Hemos tenido que hacerlo todo de nuevo.

—¿Y como van a hacer frente a esta reforma?

—Bueno, la obra ha de acabarse antes de junio para poder acceder a las ayudas del proyecto Leader. En ese sentido tenemos que agradecer al Ayuntemiento de Eivissa que nos ha ahorrado unos 12.000 euros en permisos de obra y sobretodo porque nos ha dado preferencia en la tramitación para empezar antes a trabajar en la reforma y poder terminar a tiempo y acceder así a las ayudas Leader.

—¿Este es uno de los peores momentos de Cáritas desde que usted es presidente?

—Pues la verdad es que no. Hemos pasado momentos peores que éste. Ahora tenemos que mantener la póliza de crédito y las obras que hay que pagar sí o sí. Pero el hecho de tener esta póliza también nos permite cubrir las nóminas de los empleados, y de momento no peligra ningún programa de reinserción. Este crédito cubre los gastos de personal y de los programas, pero hay que seguir pagándolo.

—¿Y la reforma cómo la van a pagar?

—De momento tenemos cubierta la mitad, es decir 150.000 euros de los 300.000 que necesitamos. Por cierto, no quiero olvidarme de agradecer al despacho de arquitectos que hizo el proyecto y que dirige la obra porque lo hacen de forma gratuita.

—¿Pero y como lo van a hacer con los 150.000 euros que faltan?

—Estamos recibiendo muchas donaciones privadas y estamos llamando a la puerta de los empresarios de Eivissa. Por ejemplo, hoy hay un concierto en el Palau de Congressos de grandes maestros que acompañaron a Paco de Lucía, una oportunidad única para disfrutar de gente de tan alto nivel, y la totalidad del precio de la entrada (15 euros) va destinada a Cáritas, gracias a la Obra Social de Sa Nostra y al Grupo Prensa Pitiusa que lo patrocina. Estamos muy agradecidos, son donaciones como éstas las que nos permiten seguir adelante con nuestra labor.

—El Grupo Vilás les da, desde hace años, la comida caliente que reparten en el centro de día. Han sido miles y miles de comidas repartidas entre los más necesitados pero que ahora tocan a su fin. ¿Ya tienen previsto qué van a hacer al respecto?

—De momento hasta final de año el Grupo Vilás seguirá proporcionándonos esta comida caliente diaria. Y a partir del mes de enero seguiremos dándola ya sea gracias a un benefactor privado o sino deberán hacerse cargo los ayuntamientos a través de la mesa de exclusión social del Consejo de Alcaldes. Ellos están comprometidos a solucionar este problema y se harán cargo de este gasto. Así que la comida se seguirá sirviendo.

—¿Qué programas tienen en marcha en estos momentos?

—Pues son varios, todos dirigidos a la reinserción social.

Tenemos el ‘Betania’ a cuyos participantes les dimos los diplomas el jueves pasado. En este programa el año pasado pasaron unas 180 personas. Consiste en proporcionar un poco de cultura general, hacemos cursos trimestrales y gratuitos de idiomas, informática, alfabetización, empleo doméstico, y comunicación en diferentes niveles básicos. En el centro de Cas Serres nos ocupamos de los niños del barrio con un repaso y refuerzo escolar a lo largo de todo el curso académico y luego una escuela de verano para los niños en riesgo de exclusión social.

Luego tenemos el ‘A tot drap’ que es el de la ropa y de momento va funcionando bien. Justo ahora nos concedieron una ayuda para publicitar este programa y tenemos un centenar de contenedores distribuidos por toda Eivissa en los que se puede depositar la ropa que la gente no quiera. En este caso intentamos sacar el rendimiento máximo posible, la ropa la colocamos en las tiendas de Cáritas y la que no podemos colocar la enviamos en contenedores a la península, al programa de Cáritas a nivel nacional. Todo lo que ganamos con ello lo revertimos sobre este mismo programa.

Antes la ropa que no podíamos colocar en la tienda se tiraba pero ahora no se pierde ni una pieza, lo aprovechamos todo. En este programa hay unas 18 personas que están reciclándose en el plan de reinserción social.

Y por último, en la finca de Can Pep Xico ofrecemos otro tipo de trabajo, de carácter más agrícola.

—¿Qué porcentaje de éxito tienen?

—Pues cada año pasan unas 100 personas por nuestros talleres y de éstas, más de 35 consiguen un trabajo tras participar en nuestros programas. A parte de darles conocimientos, el hecho de hacer estos cursos les ofrece una disciplina de horarios a la cual deben acostumbrarse si luego quieren acceder al mundo laboral.

—Antes hablábamos de la complicada situación económica por la que pasan. ¿Alguna vez se han planteado cerrar por falta de recursos?

—Pues tanto como eso no, pero uno de los momentos más duros que ha pasado Cáritas de Eivissa fue tras el 2007 y 2008, entonces sí que peligraron algunos programas por la falta de recursos pero finalmente, y gracias a donaciones privadas, pudimos tirar adelante.

—¿Puede imaginarse una sociedad sin Cáritas?

—No. Cáritas es la acción social de la Iglesia, surgió desde el momento en que nació esta institución, cuando se creó la comunión cristiana de bienes, que fue desde el primer momento en que los primeros cristianos ponían sus donativos a los pies de los apóstoles. Desde entonces la Iglesia siempre se ha ocupado de dar ayuda a los pobres y a la gente necesitada y siempre ha dado un uso a sus bienes. Además esta doctrina social la lleva intrínseca. El dinero no es Dios ni el poder tampoco, la Iglesia siempre ha ayudado a la gente que lo ha necesitado hasta hoy en día. No se mira a nadie por si es blanco o negro, o por si tienen una tendencia política u otra, simplemente se mira la necesidad que tienen. Es uno de los pilares de la misma institución eclesiástica, la ayuda al prójimo, es fundamental en su estructura.

—¿Entonces Eivissa siempre podrá contar con Cáritas?

—Por supuesto. No puedo imaginarme la sociedad ibicenca sin la ayuda que ofrecemos. Ojalá Cáritas cerrara puertas pero porque ya no hiciera falta todo lo que estamos haciendo, eso si que me gustaría.