En la imagen se aprecia el caos circulatorio que se origina cuando llega una embarcación de carga mixta | Redacción Local

Han pasado ya hasta tres presidentes de Autoritat Portuària de Balears: Joan Verger, Francesc Triay y, ahora, José María Urrutia. Varios alcaldes de la ciudad de Eivissa así como presidentes del Consell. Y el futuro del puerto de Vila parece que no acaba de llegar.
La decisión anunciada por la alacaldesa Marienna Sánchez-Jáuregui de mantener el tráfico de pasajeros y carga mixta entre las Pitiüses en el muelle viejo ha hecho saltar todas las alarmas. Y es que, echando la vista atrás, hace más de seis años que se puede ver en la hemeroteca de los medios cómo ya se discutía en 2005 varias propuestas para la reordenación de las instalaciones con el fin de descongestionar el puerto de los andenes.
Por aquel entonces, el muelle viejo acogía el atraque de todo el tráfico, tanto de pasajeros como de carga mixta. Era habitual ver en el mismo espacio camiones con plataformas, turismos y centenares de personas aguardando su turno para embarcar. Una situación que llevó a la desesperación a los agentes portuarios de las instalaciones que denunciaban que el puerto era una «auténtica república bananera» al convertirse en una «ratonera», mientras que vecinos y comerciantes alcanzaban el estatus de exasperación. En alguna ocasión, y debido al colapso existente, se cerró el paso hacia el interior del puerto para evitar agravar aún más la problemática.
Parecía que todo estaba claro. El presidente de la Asociación de Comerciantes del puerto, José Tur Viñas, en marzo de 2006, mostraba su satisfacción ante el compromiso de Autoritat Portuària de iniciar la remodelación del puerto a principios de 2007 cuyo objetivo era, por aquel entonces, eliminar el tráfico rodado de la zona portuaria al considerarse muy peligroso. El ahora portavoz del PSOE-Pacte en el Consell, Xico Tarrés, señaló ese mismo día en calidad de alcalde de la ciudad de Eivissa que la posición del equipo de gobierno «siempre ha sido unánime respecto a trasladar la zona comercial a Botafoc y ganar el interior del puerto para la ciudad».
Una vez que Lurdes Costa ganó la alcaldía también asumió la ‘patata caliente’. Durante su mandato, Costa apostó por dividir el tráfico y facilitar que los pasajeros llegaran a la Marina pero «en absoluto ningún vehículo a la Marina», comentó el pasado sábado. Incluso, Costa anunció, antes de finalizar su mandato, la posibilidad de crear un aparcamiento soterrado en las proximidades del Club Náutico así como recuperar el muelle que ahora acoge la carga y descarga para la puesta en marcha de un auditorio o espacio municipal para la ciudadanía. En 2009 se logró que gobierno y oposición de Vila defendieran el proyecto frente a las críticas de los grupos ecologistas, que se manifestaron en contra de las plataformas de Botafoc.
Pero a pesar de todo, y de los diferentes gobiernos que han pasado por las instituciones municipales, insulares y estatales, ninguno ha conseguido aún que la remodelación del puerto sea una realidad. Sin duda alguna, una historia a la que le quedan muchos capítulos para acabar.