Llega el momento de hacer previsiones de futuro, que pocas veces se aciertan, pero que suelen entretener a la clase política.

A falta de poco más de medio año para las elecciones, la gente se pregunta si podrá gobernar la derecha o si, por el contrario, la izquierda mantendrá el poder en las principales instituciones de Balears. Para hacer dicho análisis hay que tener en cuenta que las condiciones electorales vividas en 2015 no eran nada lógicas, con un PP esforzado en movilizar a la izquierda y un Podemos que captaba a votantes que hasta ese momento se quedaban en casa. Ahora, sin embargo, la situación ha cambiado.

El PP tiene candidato nuevo en Balears, Rajoy ha dejado de ser un lastre, y hay formaciones políticas con las que podría pactar en el Parlament, algo que no ocurrió en las dos legislaturas en las que Antich fue elegido president del Govern. El ‘todo o nada’ de antes, de la que se aprovechó la izquierda, ya no sirve para el PP de ahora, que podrá gobernar con la misma carambola que Armengol consiguió el poder, que no la victoria, hace casi cuatro años.

Si bien es cierto que el PP de Company es una total incógnita, tiene a su favor que no moviliza a la izquierda como Bauzá, y ha conseguido crear un perfil moderado y regionalista. Ya se verá el resultado. En cambio, Armengol tiene un problema: el desgaste de Més, que le hará muchos votos y varios diputados, y la constatación de que Podemos es un partido como los demás y que ha desilusionado a muchos votantes después de los esperpentos protagonizados en el Parlament en esta legislatura.

La situación es compleja y habrá que ver también si el ‘efecto Sánchez’ beneficia a Armengol o, por el contrario, le hace restar votos. Aunque las encuestas digan lo contrario, no parece que la imagen de Sánchez permita creer que sea positivo para Armengol. Por lo tanto, la carambola, por primera vez en muchos años, es un elemento a tener en cuenta entre los partidos de centro derecha. Y ellos lo saben perfectamente.