Muchos políticos españoles siempre tienen donde caerse vivos y siempre tienen el riñón cubierto, por lo menos los políticos de la casta. Los de la anticasta están en ello porque son recién llegados y todavía no han tenido tiempo de trazar del todo sus redes clientelares, aunque ya tienen mansión en Galapagar. Todo esto lo digo porque estamos viendo cómo Sánchez está colocando a los allegados en las empresas públicas, es un premio a su círculo querido, a los que han tomado con él cafelito. Los sueldos de esas empresas que pagamos todos son estratosféricos. Se llegan a cobrar hasta 200.000 de euros anuales en algunas, mientras Sánchez se pasa el día preocupado por los pobres. Entra un partido, coloca a los suyos; entra el otro, y coloca a los que se han portado bien con el jefe; y eso es el bipartidismo, cambiar unos colegas por otros y aquí paz y después gloria. En Navantia, nuestra empresa naval de tecnología punta, han puesto una ingeniera de bosques, tal vez especialista en huertos ecológicos (no lo sé). De jefe de Red Eléctrica han metido a Jordi Sevilla, que es aquel señor que en dos tardes enseñó economía a Zapatero y así nos fue, nos quedamos al borde del rescate.Al mando de la energía nuclear ha metido a un especialista en Aristóteles. Lo peor es que en estas empresas públicas, las de la Sepi, no ponen gente verdaderamente preparada en el sector correspondiente y en la actividad de la superempresa que va a dirigir, sino ponen al primer partidario que les conviene o a quien hay que pagarle los servicios prestados. Que tenga idea de la empresa que va a dirigir, eso es lo de menos, ¡faltaría!, por algo están en política, para medrar y vivir muy bien.