El bipartidismo sigue vivo gracias a Podemos y Ciudadanos. Pareció que el tándem PPSOE languidecía tras las elecciones generales de 2015 pero ha resultado ser solo un espejismo.

Ahora que los revulsivos de la nueva política han logrado darse a conocer y teniendo en cuenta que copan bastantes más horas de tertulias televisivas que socialistas y populares, la ciudadanía vuelve a ponerse en manos de los depredadores que se han turnado en La Moncloa sin que apenas nadie notase la diferencia. Por algo será. La irrupción de las formaciones morada y naranja ha traído la ingobernabilidad del país y poco más. Todo va a peor y sin expectativas de mejora a corto plazo.

Pedro Sánchez hará bueno a Rajoy. En poco tiempo hasta los socialistas que conserven el mínimo sentido de la autocrítica lo reconocerán. Incluso los del PSIB, que han demostrado históricamente carecer de dicho sentido. Lo que hace escasas semanas criticaban con saña, ahora les parece miel de abeja.

Si hubiera sido Rajoy quien aplazase la aprobación del REB y del nuevo sistema de financiación autonómica, hubieran clamado en su contra y los alaridos se escucharían desde Madrid. Pero como lo ha hecho Pedro Sánchez, Francina Armengol le recibe exultante en el Consolat de Mar, como si hubiera algo que agradecerle. Pilar Costa, Iago Negueruela y la propia Armengol hubieran puesto a caer de un burro al pobre Rajoy. Qué decir de Podemos.

Pero como la fechoría la comete el líder del PSOE, no pasa nada. Como lo del avión, como lo del currículum del presidente, como lo del nuevo trabajo de su señora. Y así todo. La putrefacción se ha extendido solo que ahora dicen que no huele. Lo importante es el máster de Pablo Casado, lo único que apesta.

Parece que haya Gobierno, pero es un espejismo. No lo hay. No tiene la mínima capacidad ni posibilidades de hacer nada. Y aún así no van a convocar elecciones, consumando la peor de las mentiras que puede perpetrar un político: asegurar que va a dar voz a la ciudadanía y no hacerlo. La doble moral republicana nos taladra la mollera con el mantra de que el rey Felipe VI no ha sido elegido, pero es mentira porque le ratificó el Parlamento tan pronto como abdicó su padre.

Sin embargo estos mismos no dicen ni mu respecto a que Pedro Sánchez carece de la legitimidad de las urnas. Y encima dan lecciones de democracia y de regeneración de la vida pública.