Se habla mucho del máster regalado a Pablo Casado, pero si tuviéramos que calcular todo con la misma vara de medir, no se salvaría ni el Tato. Empezando por la UIB, anda que no hay catedráticos que han hecho toda su carrera a la sombra del cacique departamental. En la UIB y en media España.

Recuerdo que un actualmente insigne profesor presentó una tesis balear en la que trataba del comercio entre nuestras Islas, en el siglo XVIII, y digamos las Cipango y demostraba que salvo honrosas escalas ese comercio no existió, y lo nombraron doctor y luego fue trepando y trepando y trepando. Me gustaría leer la tesis doctoral de Pedro Sánchez, pero se la ha comido la tierra, estará enterrada en el Valle de los Caídos.

La de Errejón ya la leí, y madre mía. Pero bueno, todos estos han tenido que escribir algo ya para conseguir la beca black o para alcanzar la presidencia, pero hay otras que ni eso. Acabo de leer que la presidenta Begoña, que conocerá a Soros, ha sido fulminantemente nombrada para un jugoso cargo africano en el Instituto de Empresa.

Pero toda esta gente ¿a qué juega? Critican a Franco pero ellos consideran que el país y sus empresas es suyo. Son los dueños, hacen y deshacen sin tener en cuenta la gente y lo que es peor, los verdaderos intereses nacionales. El conserje de la urbanización de Sánchez ya veremos dónde acabará, igual lo hace director del CESID, como ha hecho jefe de la energía nuclear a un metáfisico que sabe de energía nuclear lo mismo que yo del acelerador de particulas.

Pero ¿en qué manos estamos? Nunca ha habido tanto mamoneo de golpe y sin mediar palabra en el Parlamento. Pero nada, sigamos hablando del máster de Casado, que es lo que realmente interesa.