En 2020 se cumplirán 785 de la conquista de las Pitiusas por parte de las tropas comandadas por Guillem de Montgrí, Pere de Portugal y Nunó Sanç. Ya sé que la efeméride no es de las llamadas ‘redondas’ pero ya que en su día no se hizo nada especial para conmemorar los 775 años, quizás sea una buena ocasión para que desde el departamento de Cultura del Consell d’Eivissa organicen una serie de actos para echar la vista atrás y recordar de dónde venimos. Recuerdo que cuando cursé 4º de ESO escogí ‘Història d’Eivissa’ como optativa, una asignatura de la que guardo muy buenos recuerdos y que me despertó la curiosidad de conocer más de la isla que me ha visto nacer y crecer.

Debo reconocer que en este sentido siento envidia de los catalanes, un pueblo que ha sabido honrar a sus símbolos como ninguno. Allí todos, o casi todos, conocen quién fueron los almogàvers y su Desperta, ferro!, quien más quien menos sabe de Roger de Llúria (sobre todo los seguidores del Espanyol) y de Rafel Casanova y nadie, absolutamente nadie, ha olvidado lo que pasó en 1714. ¿Por qué, entonces, en Ibiza y en el resto del país hemos decidido olvidar nuestra historia? ¿Por qué no se enseña de manera generalizada quién fue Al Sabini? ¿Nadie es capaz de enseñar a los jóvenes quién diseñó nuestras murallas que hoy son Patrimonio de la Humanidad? ¿Tanto cuesta explicar qué fueron la Universitat y la Casa de la Cúria? Nuestras calles están llenas de nombres como Joan Xicó, Pere Francès, Gaspar Puig, Antoni Jaume, Avicenna y otros más contemporáneos que forman parte de nuestra historia. Sin embargo, y a pesar de que todo está escrito en los libros, los ibicencos pronto lo olvidaremos todo y no sabremos ni quiénes somos. Al tiempo.