El día 8 de junio la presidenta del Govern Francina Armengol tuiteó en su cuenta personal: «Acabo de hablar con el Presidente @sanchezcastejon. En breve mantendremos una reunión para tratar los principales retos de Balears. Conoce a la perfección las necesidades y singularidades de nuestra Comunidad. Trabajaremos juntos para ofrecer soluciones y avances significativos». Cincuenta y cinco días más tarde ni se ha reunido con el presidente del Gobierno ni se sabe cuándo lo hará. Por tanto de reunirse en breve, nada de nada. También a ella la habrá engañado, como hizo con todos aquellos que se creyeron que convocaría elecciones «en breve». Que Sánchez conozca «a la perfección» las necesidades y singularidades de nuestra Comunidad Autónoma tenemos que creerlo porque lo dice la presidenta y no seré yo quien dude de su palabra, pero no consta que esto sea así. O al menos no consta que las conozca mejor que su antecesor, Mariano Rajoy. Naturalmente Armengol prefiere que el presidente sea de su partido porque así puede presumir ante el Rey de que ahora hay un «nuevo clima» y se ha mejorado «la capacidad de diálogo». Lamentablemente eso es algo que solo ella se atreve a poner en valor en una audiencia con el jefe del Estado. Lo de «ofrecer soluciones y avances significativos» que dijo Armengol, dejémoslo porque hasta Alianza Mar Blava ya pregunta qué hay de prohibir las prospecciones. Los ciudadanos hasta ahora no sacan nada de provechoso. Baleares sigue infrafinanciada y sin Régimen Especial. Y la medida estrella de la que tanto se pavonea el PSIB, la subida del descuento de residente en los traslados a la península hasta el 75%, no puede atribuirse ni de lejos a gestión alguna de los socialistas, sino a la presión de los diputados Canarios sobre el Gobierno de Rajoy, cuyos presupuestos contemplaban la medida. Y recordemos que el PSOE votó en su contra.