Mientras Iglesias y la Montero concilian la vida laboral con la vida privada en su mansión de Galapagar, y los desahucios siguen y muchos que no tienen vida laboral, ni privada, el presidente de la minoría que gobierna en nombre de la mayoría, o sea Sánchez, a lo listo y a lo tonto, poco a poco, sin tregua ni pausa, se está comiendo el espacio que fue bandera de las podemitas y podemitos. El PP, desaparecido; Ciudadanos, desaparecido; los de Podemos viendo en el sofá La familia y uno más, pues toda la política española es en este momento ‘espacio Sánchez’ y la verdad es que el Sánchez se está poniendo las botas con una batería de medidas diarias que no sabemos si se van a aplicar, si habrá legislatura para poder hacerlo, pero que tienen ese efecto propagandístico por el que Sánchez se nos aparece como un defensor acérrimo de la Escuela Pública a la vez que látigo de las escuelas de los curas, líder de la Unión Europea en defensa de todos los refugiados del mundo, el más antifranquista del mundo mundial, por si fuera poco es el gran defensor de las mujeres porque quiere meter el lenguaje inclusivo en la Constitución (o Constituciona), defensor de la televisión pública porque ahora va a ser progresista de verdad, defensor de los inquilinos porque van a construir no sé cuántos miles de viviendas de alquiler barato. Vamos que Sánchez se está cargando un espacio político que era dechado de podemitas y los está dejando en calzoncillos (o en bragas, utilicemos el lenguaje inclusivo). Si, ahora resulta, que el más de izquierda es Sánchez, pues ¿para qué queremos a Coleta, al Echenique o al Monedero?, salvo que lo bolivariano sea lo verdaderamente importante y lo demás nadería.