Cual morlaco bravo en plaza de toros, Sánchez ha empezado con fuerza: traicionando su propio programa electoral, dándole dinero a los sindicatos para no hacer la reforma de la reforma laboral prometida y parece que ese asunto le importa un pito a quien de verdad debería importarle, a Pablo Iglesias, defensor sempiterno de los curritos. De la financiación autonómica nada más se supo, y ahora parece que ese asunto, verdadero clamor cuando gobernaban los fachas, ahora es tema de arte menor, parece que no le preocupa a la presidenta Armengol que lucha en estos momentos por el 75% en los billetes de avión, cosa que consiguieron los canarios. Sánchez quiere también arreglar el Mediterráneo, el mundo subsahariano, la guerra civil (que ya estaba arreglada), hacer espiritismo con Franco, hacer la Transición Ecológica (que nadie sabe en qué consiste), acercar a los etarras y a los sediciosos unilaterales a sus terruños, etc. Sánchez no tiene que preocuparse de la situación económica porque eso ya se lo dejó presupuestado Rajoy, de modo que tiene mucho tiempo libre carmenero para hacer las aventuras, inventos y mixtifiaciones (con o sin Silvestre Paradox) que le de la gana por lo que durante su gobernanza vamos a ver muchas irrealidades y algunas realidades como la de colocar a los compinches en las empresas públicas importantes, aunque no tengan ni idea de gestión y sobre todo su intento fallido, en primera instancia, de poner al frente del ente público RTVE a un Tuerko (sic) para que el de la mansión de Galapagar pille cacho, ¡pero Pedro que tienes al pobre Iglesias de recadero!. Veremos cómo acaba la batalla por la TVE porque la legislatura va a ser breve y es muy importante el culto a la personalidad para ganar las próximas elecciones.