Se acerca un año más el 28 de junio, día en que se celebra el Orgullo LGTBI en todo el mundo conmemorando el levantamiento de Stonewall en Nueva York, la noche en que transexuales, travestis y gays varios se cansaron de esconderse y de ser humillados por la policía neoyorquina y decidieron que nunca más iban a avergonzarse de ser quienes eran y de ser como eran. Desde entonces ha llovido bastante pero a día de hoy sigue siendo necesario salir a la calle, reivindicar y reclamar porque a pesar de lo mucho que se ha avanzado queda mucho camino por recorrer. La LGTBIfobia campa a sus anchas incluso en países avanzadísimos en lo legal como es España. Cada semana hay noticias de agresiones a gays, lesbianas o transexuales por el simple hecho de serlo. Las personas trans siguen teniendo ante sí un muro inmenso de discriminación e incomprensión. El bullying en las escuelas hace que la tasa de suicidios entre alumnos LGTBI sea mucho mayor que entre heterosexuales. Falta educar en la diversidad. No toda España es Chueca o el Gayxample y aún en muchos pueblos ser gay o lesbiana es un estigma cargado de prejuicios. Por no hablar de que la homosexualidad sigue estando perseguida y castigada con penas de cárcel o incluso con pena de muerte en bastantes países, algunos no tan lejanos. No podemos bajar la guardia ni en esta Europa nuestra tan moderna, tan liberal y tan progre porque en algunos países se están dando señales que nos avisan de que algo falla como es el caso de Polonia, Hungría o en la mismísima católica, apostólica y romana Italia. No está todo conseguido. Que nadie os convenza de que el Orgullo no es necesario y recordad que en el Orgullo cada uno se representa a sí mismo y todxs juntos en la diversidad seremos mucho más fuertes que por separado. Debemos estar orgullosas los 365 días del año.