Ayer mismo compré un billete de Palma a Ibiza en la web de Iberia para volar el mismo día.

Cuando estoy dirigiéndome al avión desde la terminal interislas de Son Sant Joan, veo que el aparato no tiene rótulos de la aerolínea que lo opera.

Mosqueado, subo a bordo y veo que de las tres tripulantes, solo una lleva el uniforme de Air Nostrum. Las otras dos llevan el de una aerolínea que se llama DOT LT, una compañía lituana de vuelos charter fundada en 2003.

No hablan nada de español, aunque su inglés es correcto. El tipo de avión es un turbohélice ATR42/72 (el mismo que opera la española Swift Air para Air Europa, pero no es el Bombardier que suele volar Air Nostrum).

De haber sabido esto, yo hubiese optado por volar con Air Europa, una compañía que me despierta mucha más confianza que la ignota empresa lituana. Pero no solo no me lo hicieron saber, sino que se diría que lo ocultaban poniendo una azafata de Air Nostrum recibiendo al pasaje, la única que hablaba español.

La opacidad, la ocultación y el engaño están a la orden del día en el mundo de la aviación. Cuando no el abuso y el robo, pues eso y no otra cosa me parecen las cláusulas ‘no show’, por las cuales las compañías te privan del billete de regreso si no vuelas en el de ida, aunque lo hayas pagado y tengas la tarjeta de embarque. Y nadie hace nada.

Compras un pasaje en la web de una aerolínea de prestigio como Iberia y acabas volando en un avión de una compañía lituana, con azafatas que no hablan inglés. Si te parece bien, estupendo; y si no, te fastidias. Así funcionan las cosas.

Yo les pediría a las autoridades que cambien las normas para meter en vereda a las aerolíneas que abusan de esa posición que les confiere el cobrar antes de prestar el servicio. Dado que ya tienen tu dinero, les importa tres pimientos todo lo demás.